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| Adán y Eva (la humanidad) están hoy junto a la puerta de la luz, del mismo modo que una vez estuvieron junto a la puerta de la oscuridad | 1619. La humanidad terrena ha disfrutado del «árbol de la ciencia» en tan inmenso grado que ha comenzado a estar saciada, ha comenzado a sentir aversión hacia todo ese materialismo. Pero por medio de él ha desarrollado un colosal dominio sobre la materia y por medio de formidables máquinas de fuerza motriz puede dejar que los elementos o la naturaleza trabajen para él. Esta humanidad tiene, de este modo, un conocimiento y una capacidad con los que puede llevar el humanitarismo y el amor y, con ellos, alegría y bendición a unas alturas insospechadas en su manifestación el día que sepa usar su intelectualismo al servicio del altruismo en vez de usarlo al servicio del egoísmo. Y la vida de cada día hace tiempo que ha convertido en un hecho que, precisamente, es por este camino por el que va. Los hombres están a punto de estar sobradamente saciados de sufrimientos y molestias, de falta de amor y guerra. Y cuanto más crece esta saciedad, más fuertemente surge el deseo de lo contrario, que en este caso quiere decir una existencia de luz. Y cuando se haya convertido en un hecho científico para los seres que una existencia verdaderamente de luz no se puede crear de ninguna otra manera que, precisamente, dejando únicamente que el conocimiento y la capacidad altamente materiales que posee sean estimulados por el altruismo, los hombres no podrán seguir considerando como lógico actuar egoístamente. Y con el descubrimiento de lo ilógico de un modo egoísta de ser, surge la lucha para liberarse de un modo así de ser, en caso contrario el individuo tiene que ser anormal. «Adán» y «Eva», es decir la humanidad, están hoy junto a la puerta de la luz, del mismo modo que una vez estuvieron junto a la puerta de la oscuridad. Y entrarán inevitablemente por esta puerta de la luz o del paraíso al igual que una vez salieron de ella para atravesar la puerta o esferas de la oscuridad o de la muerte. |
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