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El nacimiento anímico, «involución» y «evolución»  1607. Lo que sucede es que este «nacimiento anímico» no es, como el físico, una especie de proceso relámpago, que normalmente sólo dura unos breves instantes. «El nacimiento anímico» es un proceso que comienza a tener lugar simultáneamente con el nacimiento físico y dura hasta que el ser ha llegado a la edad de discernimiento, es decir, ha llegado a su «edad adulta». En las especies animales de naturaleza inferior, el feto ya puede valerse por sí mismo tan pronto como el nacimiento físico ha terminado. Aquí «el estado fetal anímico» cesa, como quien dice, con el nacimiento físico. Que pueda cesar tan súbita y rápidamente en estos seres se debe a la circunstancia de que, en el ciclo de espiral en curso, el estado anímico de estos seres todavía tiene una amplitud muy pequeña o elemental, al mismo tiempo que sus funciones vitales externas físicas son tan simples o sencillas, que han podido desarrollarse convirtiéndose en funciones automáticas independientes que pueden funcionar rápidamente tras el nacimiento físico. Aquí las funciones vitales físicas son, por consiguiente, funciones de la subconciencia más independientes que en los seres más evolucionados. Cuanto más evolucionados están los seres en la zona física, más se convierten sus funciones vitales físicas en funciones con conciencia diurna para luego, cuando el ser evolutivamente ha pasado la culminación de la existencia física, pasar de nuevo a ser funciones de la subconciencia. Este paso de las funciones de la conciencia diurna a la subconciencia es lo que espiritualiza al ser u hombre, en tanto que sucede lo contrario cuando las funciones vitales físicas pasan de la subconciencia a la conciencia diurna. Es con este último paso que el ser vivo se vuelve físico, se «envuelve» en la materia, se convierte en uno con la materia, mientras que es con el primer paso, que hemos citado, que el ser «evoluciona», se convierte en uno con el espíritu.


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