Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1053-1590) 
 
Búsqueda avanzada
Véase el símbolo nº 12 en nueva ventana    

 

La vida eterna no es sólo inmortalidad, sino la Divinidad revelada en el ser vivo y el ser vivo revelado en la Divinidad  1590. Y de este modo, la vida eterna en forma del ciclo de espiral sólo es una forma superior de experimentar el día y la noche. A través del reino vegetal, del reino animal, del reino humano, del reino de la sabiduría y del mundo divino o de todas las experiencias hechas en el mundo exterior, el ser experimenta "el principio día", y a través del "reino de la bienaventuranza" o mundo interior "el principio noche". La vida eterna es, de este modo, una serie con continuidad eterna de experiencias del "principio día" y del "principio noche", no sólo en forma de las 24 horas del día, sino también en forma de las inmensas épocas de tiempo de los ciclos de espiral con la experimentación cambiante de luz y oscuridad cósmica, de días y noches cósmicas, de veranos e inviernos cósmicos. A lo largo de una serie de épocas de tiempo de millones de años, que continúan eternamente con escenas continuamente cambiantes de diversas formas de estados de experimentación, el Padre eterno insufla a su hijo igualmente eterno su inmenso poder creador, su inmenso conocimiento y saber, su propia conciencia, su propia vida. El hijo de Dios o ser vivo recibe así una identidad sobrenatural, se convierte en la imagen y semejanza del Padre. De este modo, la vida eterna no es sólo inmortalidad, un dominio de los elementos, una prominente travesía por los inmensos océanos del espacio y del tiempo, sino que también es la Divinidad manifestada en el ser vivo, y el ser vivo manifestado en la Divinidad. Pero con esto, la vida eterna es idéntica al amor y el amor idéntico a la vida eterna. En verdad, no es extraño que a través del universo resuene el mandamiento eterno: "Amarás al prójimo como a ti mismo", porque este prójimo es, claro está, el Padre eterno. "La longitud de onda" mental del universo es amor. Quien quiera "heredar la vida eterna" (alcanzar conciencia cósmica, conocimiento sobre su propia inmortalidad y ser uno con el Padre) tiene, por consiguiente, inevitablemente que poner su mentalidad a tono con el amor. Sólo por medio de él, el ser adquiere conciencia de su propia identidad con la eternidad, ve que todo es muy bueno y percibe la vida como la gloria resplandeciente de Dios.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.