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(1053-1590) 
 
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La actitud cambiante de los seres para con los ideales en los demás reinos del ciclo de espiral  1582. Pero esta nueva etapa o "el auténtico reino humano" también tiene su zona oscura. Como las verdaderas sensaciones de dolor corporal, de enfermedad y de sufrimiento sólo pueden experimentarse en el reino animal, en "el auténtico reino humano" la oscuridad no es dolor y sufrimientos corporales. Sólo es saciedad de las formas especiales de estados del cuerpo o del organismo por medio de los cuales en dicho reino uno podía ver cumplidos o satisfechos sus deseos tras haber desarrollado amor al prójimo. Estas formas especiales se hacen como anticuadas, y la añoranza de nuevos organismos e ideales más adecuados para la creciente dilatación de "la conciencia cósmica" es algo actual, es el objeto supremo de la experimentación de la vida, es "la luz". Y el perfeccionamiento de esto es lo que le da al ser acceso al siguiente reino del amor, al "reino de la sabiduría". Y de esta manera, en forma de perfeccionamiento corporal surge "la luz" y "la oscuridad" en el reino del amor que se encuentra en una posición todavía más alta, en "el mundo divino", en el cual culmina el propio amor. Desde aquí el ser evoluciona en dirección al reino siguiente, "el reino de la bienaventuranza", en el que revive todo el ciclo pasado para, a través de la saciedad de éste, tener deseo o añoranza de las formas más importantes de manifestación de "la oscuridad" y "la luz" del nuevo ciclo de espiral. Tras la gran experimentación de luz en "el reino de la bienaventuranza", "la oscuridad" se convierte ahora en "luz" o idealismo para el ser. Y a través de esta actitud mental, comienza su entrada en el mundo exterior. Y esta entrada de la vida en el mundo exterior de los seres de bienaventuranza es lo que hace que surja "el reino mineral" y, con ello, el comienzo de un nuevo ciclo de espiral. Por medio del deseo del disfrute del "árbol de la ciencia" se hace ahora avanzar al ser en el nuevo ciclo de espiral, a través del "reino vegetal", al "reino animal", para allí experimentar el hecho de "morir la muerte". Tras esta experiencia, la vida o los seres siguen avanzando hacia los mundos superiores del ciclo de espiral, y así sucesivamente ciclo de espiral tras ciclo de espiral infinitamente o durante toda la eternidad. Lo que de este modo condiciona especialmente "la luz" en la primera mitad de un reino del ciclo de espiral es el hecho de que el ser está al cien por cien en contacto con sus deseos y anhelos. Aquí ha vencido las condiciones que se exigían para que tuviera acceso al reino. Ya no tiene ninguna lucha. Ya no tiene ninguna dificultad para estar en contacto con los ideales del reino en cuestión.
      Pero a medida que crece la saciedad, comienza la insatisfacción con la forma de vida vigente o de "la luz" en la que vive. Y la añoranza de los ideales del reino siguiente comienza a desarrollarse. Pero simultáneamente con este deseo o añoranza, comienza también el desarrollo de estos nuevos ideales con respecto al estado del organismo a hacerse sentir en la vieja estructura del cuerpo u organismo, que, con ello, comienza en grado correspondiente a degenerar.


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