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En virtud del "fuego supremo" la vida eterna se convierte en una experimentación, con continuidad igualmente eterna, de la satisfacción de "deseos" o "anhelos" y hace así que todo sea bueno, que sea iniciación, luz en la oscuridad, amor o bienaventuranza | 1578. Por medio del principio del hambre y la saciedad producido por "el fuego supremo" el ser vivo, como ya hemos dicho, experimenta la vida. Por medio del hambre de una cosa, la cosa se convierte en atractiva y se percibe como "agradable". Y por medio de la satisfacción o saciedad de esta hambre la cosa se convierte en repelente y se percibe como "desagradable". De este modo, al ser le es posible experimentar la luz, el paraíso o reino de los cielos como "agradable" y la oscuridad del mundo como "desagradable", del mismo modo que por medio del mismo principio es, así mismo, posible experimentar el mismo reino de los cielos como "desagradable" y la oscuridad como "agradable". Y a medida que "el fuego supremo" o principio sexual transforma los sentidos del individuo, éste desea la oscuridad o tiene hambre de ella, para luego desear la luz. Y a medida que se sacia de la luz tiene hambre o siente de nuevo deseo de la oscuridad y así sucesivamente. Y de esta manera la vida eterna, en forma del ciclo de espiral, se convierte en una experiencia eternamente continua de la satisfacción de los deseos del yo o ser vivo, de sus apetitos y anhelos. Y dejando que esta satisfacción se manifieste como "saciedad", que, por su parte, es lo mismo que repulsión, el individuo puede liberarse de la cosa de la que se ha saciado y que, por consiguiente, ya no sigue deseando. Y por medio de esta estructura sexual o gracias al "fuego supremo", la vida eterna es, así pues, una revelación permanente de que "todo es muy bueno", de que el universo es amor o una manifestación eterna de luz y oscuridad. Pero luz en la oscuridad es iniciación, iniciación es experimentación de "la imagen de Dios", la imagen de Dios es el mayor saber, el mayor conocimiento y la bienaventuranza más grande. |
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