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(1053-1590) 
 
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A través del principio sexual se experimenta la vida eterna en forma de una vivencia eternamente cambiante de luz y oscuridad, que, a su vez, constituye un principio, en forma de ciclo manifestado con el yo como "punto fijo", que lo abarca todo y, por consiguiente, también "la iniciación", "la reencarnación" y el destino  1574. Pero la transformación orgánica continúa ininterrumpidamente y condiciona que toda forma de experimentación dé lugar a "saciedad" y añoranza de su contraste. Y esta añoranza lleva de nuevo al ser celestial hacia la oscuridad, a saciarse de la experimentación de la oscuridad lejos del "Paraíso Terrenal", para luego, a través de la añoranza de la luz, llevarlo de nuevo hacia el mundo celestial y así sucesivamente. La vida eterna es, por consiguiente, un principio que continúa eternamente en forma de una experimentación alternativa de luz y oscuridad mental. Pero, ¿no es, precisamente, este gran principio general lo que vemos aparecer con una multitud de variaciones en la zona física? ¿No están, de hecho, todas las cosas subordinadas, precisamente, a este principio? ¿Podemos, en resumidas cuentas, nombrar algo que no se encuentre en algún estadio de un ciclo? Las sustancias o materias, ¿no siguen un ritmo eternamente cambiante de estado sólido a líquido, a gaseoso y desde allí al estado en forma de rayos (espiritual), y desde él de nuevo al estado gaseoso, líquido y sólido? No hay, por lo tanto, nada que hoy sea como fue hace millones de años, del mismo modo que las cosas actuales serán totalmente distintas dentro de millones de años. Todo está, de este modo, en movimiento, va de camino. Y este camino está arraigado en el gran principio del ciclo antedicho. ¿No es de esto, precisamente, de lo que se dice: "Mientras el mundo durare, no dejarán jamás de sucederse la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, la noche y el día"? ¿No es esto, acaso, un ciclo con continuidad? Y la reencarnación, ¿no es, en principio, el mismo ciclo? Según análisis cósmicos, la vida, ¿no es una experimentación cambiante de vida física y vida espiritual? A través del principio sexual o del "fuego supremo" la vida se experimenta, por consiguiente, en forma de ciclo. En primer lugar se experimenta el gran ciclo (ciclo de espiral), que se presenta en forma de involución y evolución. Este ciclo lo pasa el individuo en forma de muchos ciclos menores, que denominamos "vida terrena" con las correspondientes existencias espirituales intermedias. Además, la vida cotidiana o nuestros actos se muestran como un eslabón del ciclo, que se denomina "destino". Nuestro destino sólo es, así pues, en realidad el ciclo de nuestros actos. Sus efectos posteriores sólo son nuevos estadios de las energías que hemos desencadenado por medio de dichos actos. Pero, del mismo modo que los hombres terrenos no conocen su existencia espiritual entre sus vidas físicas y, por lo tanto, no saben que son inmortales, tampoco conocen los efectos de sus actos sujetos a un ciclo y, por consiguiente, no saben que todo lo que, en resumidas cuentas, pueden experimentar sólo son efectos de las energías desencadenadas anteriormente por su yo, ya que este yo es el único "punto fijo" existente en el que puede descansar el ciclo de las energías desencadenadas por él. No saben, así, que cada uno es el único y absoluto origen de su destino.


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