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(1053-1590) 
 
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Si las antiguas leyes de Moisés no entrasen en colisión con la evolución actual, ¿para qué, entonces, "el Nuevo Testamento"? ¿Para qué el cristianismo, la redención del mundo o el mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo, que directamente es una transgresión de las prescripciones de Moisés con respecto al amor?  1569. Pero cuando, no obstante, la redención del mundo deja que se predique desde miles de púlpitos a lo largo de miles de años alrededor de todo el mundo "amarás a tu prójimo como a ti mismo", ya que esto es "el cumplimiento de toda la ley", y este mandamiento forma de nuevo parte de toda creación de humanitarismo y cultura, esto muestra que las viejas leyes matrimoniales de Moisés, que consisten en que el hombre se atenga únicamente a su esposa, y que la mujer esté sometida al hombre, además de la prescripción de la pena de muerte para aquel que ama a su "propio sexo", no están hechas para que sean eternas. ¿Y qué dice la vida moderna cotidiana? ¿No hay aquí un océano de transgresiones de estas leyes de Moisés? ¿No sigue creciendo el número de hombres que no se atienen únicamente a su esposa? ¿Y cuántas esposas creen ustedes que encuentran la más alta felicidad en ser las esclavas de su marido, si se deja aparte el periodo de enamoramiento o la denominada "luna de miel"? ¿No creen que dentro de cada pecho, que no se encuentra justamente en la embriaguez del enamoramiento hacia un ser determinado, hay un anhelo de admirar y amar la belleza y la nobleza de otros, que no sean únicamente aquel que le ha sido dado por el racionamiento de la ley de Moisés, y bajo otras formas y relaciones que la forma primitiva determinada por esta misma ley? Si no fuera así, ¿para qué entonces toda la misión de Cristo? ¿Para qué la redención del mundo? ¿De qué tienen que ser "liberados" los hombres? ¿No es, precisamente, de las tradiciones del "reino animal" manifestadas en las prescripciones de la ley de Moisés? El hombre intelectual moderno comienza a comprender que las leyes de Moisés eran, ciertamente, divinas para su época y un fundamento absolutamente imprescindible para la creación de la cultura del pasado, del mismo modo que todavía son imprescindibles para muchos hombres de hoy, y, por consiguiente, tienen que cumplirlas, pero exigir, debido a esto, que sean respetadas y cumplidas por absolutamente todos los hombres es lo mismo que poner un dique al deseo de vivir y, con ello, a la evolución, es poner un dique a la misión e influencia de Cristo, es mantener a la humanidad terrena en la mutilación, el primitivismo y la degradación. Es, ante todo, estimular el deseo de poseer a su prójimo y, con ello, trabajar en contra del altruismo y el consiguiente humanitarismo o amor al prójimo. No es así extraño que tuviera que añadirse un "nuevo testamento" al viejo testamento establecido por Moisés y los profetas.


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