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(1053-1590) 
 
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Entre el disfrute sexual y otras formas de disfrute no hay ninguna diferencia con respecto al principio, sino solamente con respecto al grado  1566. Este "fuego supremo" es, por consiguiente, el fundamento de la facultad del individuo de sentir "deseo" o "aversión", "placer" o "malestar", "bienestar" o "hastío de vivir". Pero sentir deseo, placer o bienestar es, claro está, una sensación "sexual". Es cierto que, por lo general, a los sentimientos, que no están en relación directa con la reproducción o con el propio apareamiento, no se les suele considerar como "sexualidad". Pero, el sentimiento de placer intenso o goce, ¿no es, en principio, el mismo disfrute, indiferentemente del camino a través del que se experimente? El modo en que es originado no modifica el principio. ¿No es el placer placer y el disfrute disfrute, indiferentemente de lo que lo produzca? ¿No es un placer comer cuando se tiene hambre? ¿No es un placer hacer de cuerpo cuando la naturaleza lo exige? ¿No es un placer dormir cuando se está cansado y se tiene sueño? ¿Y no es un placer análogo despertar cuando se ha dormido lo suficiente? ¿Cuál de entre todas las funciones normales no es un placer? Observando detenidamente todas las funciones normales del cuerpo se muestra, por consiguiente, que, en realidad, todas ellas son un placer para el que posee este cuerpo. Pero, entonces, no divergen en principio del placer sexual conocido corrientemente, aunque no pueden, naturalmente, compararse con él en fuerza e intensidad. Entre el disfrute o placer sexual y los otros disfrutes o placeres orgánicos no hay, por lo tanto, ninguna diferencia con respecto al principio, sino solamente con respecto al grado.


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