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(1053-1590) 
 
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Véase el símbolo nº 12 en nueva ventana    

 

"El iniciado" y "el no iniciado" o el ser "vivo" y "muerto", "la esfera de la vida" y "la esfera de la muerte" y las otras cuatro esferas o reinos del ciclo de espiral en relación con el símbolo  1551. Así pues, hay dos grandes análisis básicos de los seres: "el consciente cósmicamente" (también denominado "el iniciado") y "el no consciente cósmicamente" ("el no iniciado"). Según los análisis precedentes estos dos seres se denominarán "el ser vivo" y "el ser muerto" respectivamente. El ciclo de espiral con su "zona de vida" y "zona de muerte" es, por consiguiente, la residencia de estas dos clases de seres. Aquí hemos dado una pequeña visión elemental de conjunto de las esferas culminantes de estas dos zonas. En la parte superior del símbolo vemos cómo los principios de vida de estas dos esferas, "la muerte" y "la vida" (la zona oscura y clara respectivamente) se hacen gradualmente sombra la una a la otra y forman así las otras cuatro esferas del ciclo de espiral, marcadas con las líneas punteadas verticales. La zona clara y la zona oscura nos muestran el dominio de "la vida" y de "la muerte" respectivamente dentro de cada una de las esferas concretas. En la primera esfera del ciclo vemos, así pues, que "la luz" aquí decrece mientras "la oscuridad" crece fuertemente. Pero esta esfera (reino vegetal) también es, claro está, escenario para "el Paraíso Terrenal" bíblico. Fue aquí donde "Adán" y "Eva" comenzaron a disfrutar del "árbol de la ciencia" para así experimentar el resultado de este modo de vivir: "morir la muerte" en forma de pérdida de su "conciencia cósmica" en la esfera siguiente, "el reino animal". Esta esfera es, por consiguiente, la residencia del "infierno" o de "la perdición". Es aquí donde la Tierra es "maldita", y "Adán" tiene que comer el pan con el sudor de su frente, y la mujer dar a luz a sus hijos con dolor. Es aquí donde matar, asesinar, mutilar, odiar y perseguir es una condición de vida. Es aquí donde los seres han perdido su conocimiento sobre la verdadera Divinidad y sobre su propio yo inmortal y, por lo tanto, se creen uno con "lo temporal", "lo perecedero" o la materia "muerta", y tratan a su prójimo como si fuera materia "muerta". Pero también es aquí donde "el día de juicio" o "día del juicio final" tiene su dominio. Aquí se separan "las ovejas" de "los cabritos". Es aquí donde "el fuego supremo" con su llama eterna comienza a transformar al "animal" en "hombre". Y con esta existencia humana comienza el hombre verdaderamente consciente de Dios y de su inmortalidad a experimentar la verdadera vida en las esferas sucesivas. Ahora se han cumplido las palabras de "la serpiente" a "Adán" y "Eva". Ahora pueden, al igual que la Divinidad o su Padre eterno, conocer la diferencia entre "bien" y "mal". Y, claro está, con este conocimiento se han saciado del "mal", del "disfrute del árbol de la ciencia". Ahora lo que se impone es otra hambre, a saber, el disfrute del "árbol de la vida".


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