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Cómo el idioma y el lenguaje se convierten en superfluos en la alta esfera de luz  1549. Cuando lo que se piensa o lo que se quiere revelar a otros seres se materializa repentinamente, o con la misma rapidez con que se piensa, en una materia visible para otros, el lenguaje y el idioma se convierten totalmente en superfluos. Estos fenómenos son, claro está, algo que se ha creado como un instrumento para transmitir pensamientos de un ser a otro aquí en la zona "muerta" o "esfera de la muerte". En "la esfera de la vida" los pensamientos se propagan, así pues, directamente hacia los seres sin ningún eslabón intermedio y con su estructura completa con sus colores y formas. Aquí la correspondencia entre los seres vivos tiene lugar exclusivamente por medio de una reacción en "el aura" o materia de pensamientos que rodea al ser. Esto quiere, a su vez, decir que cuando el ser desea comunicar una experiencia a otro ser, esta experiencia se muestra visiblemente en la materia alrededor del ser comunicador exactamente en el mismo grado y con la misma fuerza con que el ser puede recordar y formar la experiencia con sus pensamientos. En vez de "escuchar" una "narración" el ser "ve" ahora una copia completa de la experiencia original, repetida con formas, colores, luz y con todos los detalles animados o mantenidos en vida o movimiento por la concentración de pensamientos y el revivirla en el recuerdo del que la comunica. Así se comprende que este mundo divino supremo está lleno de posibilidades de manifestación y revelaciones de belleza, que para el hombre terreno común de la zona física son totalmente incomprensibles. En vez de conversaciones por medio de ondas sonoras o de monótonas cadenas de sonidos de mayor o menor perfección o palabras imperfectamente formuladas, ahora vemos los pensamientos e ideas de los seres directamente revelados en la materia del mundo exterior como copias "vivas" de la realidad en acción. Es una experiencia directa para quien se ha pensado la experiencia. Para él no es, tal como una comunicación terrena, una simple corriente de sonidos, sino, al contrario, una verdadera imagen viva con colores y sonidos, exactamente como lo que una vez la naturaleza reflejó en la retina y resonó en los tímpanos del que la originó, y que ahora es la imagen original "transmitida".


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