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Lo que la Biblia nos ha transmitido con respecto a "la muerte", que tenía que ser la consecuencia del "disfrute del árbol de la ciencia", son hechos científicos manifestados en una interpretación adaptada a "los pobres de espíritu"  1535. Y es en este estado de oscuridad, en esta zona "muerta" donde encontramos de nuevo al actual hombre terreno. En un periodo de tiempo inmenso ha vivido en el camino descendente del ciclo de espiral. Y es el comienzo de este camino de la ignorancia cósmica o del estado de muerte mental descendente lo que se anunció a la humanidad terrena en forma de las palabras de Dios a "Adán" con respecto al disfrute del "árbol de la ciencia" y la consiguiente "maldición", a la que la Tierra tenía que estar sujeta. Y en la parábola sobre "el hijo pródigo" encontramos de nuevo un relato sobre el mismo principio. Tanto "Adán" y "Eva" como "el hijo pródigo" comenzaron, claro está, su vida en la luz. "Adán" y "Eva" vivieron en "el Paraíso Terrenal". Y "el hijo pródigo" vivió en la casa de su rico y acomodado padre. Pero igual que "Adán" y "Eva" terminaron en un mundo desgraciado y se sintieron "pecadores", "el hijo pródigo" también acabó en la degradación y tuvo que "comer con los cerdos". Vemos que estas narraciones bíblicas expresan verdaderos hechos científicos narrados en un lenguaje simbólico o propio de las fábulas que puede ser comprendido por la persona sencilla o pobre de espíritu.


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