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| Por qué "la democracia", y no "la dictadura", puede crear una verdadera paz mundial |
1526. Como aquí hemos visto, el hombre terreno civilizado está tan avanzado en su transformación de "animal" a "hombre" que comienza a actuar individualmente.
Su mentalidad no es como en el animal o el hombre primitivo simplemente "conciencia de grupo" con una única dirección y oprimida por la voluntad del grupo encarnada en un jefe, caudillo o dictador.
Aunque la humanidad terrena en un gran ámbito todavía no tiene conciencia propia, sino que en el mismo ámbito representa exclusivamente la conciencia del grupo, el modo de ver la religión o el materialismo por el grupo, vive con el modo de entender las costumbres autorizado por el grupo, sin embargo hay en su interior fuerzas individuales muy fuertes que comienzan a moverse.
Estas fuerzas individuales son las que no pueden desplegarse en una mentalidad colectiva que va en una sola dirección, es decir, donde de antemano se ha trazado un límite determinado para lo que un individuo tiene y no tiene que pensar.
En un grupo o una sociedad donde todo lo contrario a ella o lo que se encuentra fuera de su ámbito es exterminado o aniquilado, y quien ha dado lugar a ello asesinado, muerto o torturado, no hay ninguna posibilidad en absoluto de evolución.
Una sociedad así no puede jamás convertirse en una verdadera sociedad civilizada perfecta, ya que, claro está, precisamente se matan o se sabotean todos los nuevos pensamientos o impulsos e ideas individuales, que exclusivamente condicionan su renovación.
Sólo en sociedades, en las que los individuos todavía aparecen en la forma originaria, pura y grosera de los dos sexos, el masculino y el femenino, y en las que el estado de apareamiento del macho y la hembra, como en los animales, todavía puede animar y mantener la alegría suficiente en la vida cotidiana, el poder del dictador no es solamente ningún estorbo para los individuos, dado que, claro está, no tienen ideas que formen parte del ámbito prohibido por el dictador y el grupo, sino que también es la felicidad absoluta y verdadera para estos seres.
La situación es totalmente distinta para el individuo cuando su naturaleza individual, su incipiente pensamiento independiente en su interior, comienza a desplegarse.
Este pensamiento individual es, claro está, una ampliación del horizonte mental y, por consiguiente, exige espacio.
Una ampliación así del horizonte mental es lo que paulatinamente se ha convertido en lo que llamamos "arte" o "ciencia".
Estos factores tienen, por lo tanto, sus raíces en un pensamiento individual y constituyen el despliegue de la manifestación que distingue al hombre terreno del animal. Y en el mismo grado en que el hombre terreno cada vez más puede manifestar un despliegue independiente de arte y ciencia, se convierte cada vez más en un "hombre" verdadero. Y como es este proceso evolutivo el que domina de manera absoluta a la humanidad terrena, se comprende lo imposible y sin posibilidades que se ha convertido la dictadura para esta humanidad. Sólo los hombres de todo el mundo unidos en una "democracia" amplia o universal pueden dar lugar a la absolutamente verdadera paz mundial. |
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