Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1053-1590) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

Por qué el principio autócrata o dictatorial ya no puede ser el principio que dirige un gobierno  1506. Algunos quizá opinen que una forma de gobierno democrática así es, en realidad, totalmente antinatural, dado que lo más razonable tendría que ser instituir a los intelectuales como líderes y autoridad suprema del estado con poder ilimitado. Evidentemente, un ser concreto con la necesaria evolución e intelectualismo instituido como dictador o autócrata ilimitado tendría que ser lo más preferible. Y esto sería, naturalmente, cierto si no hubiera algo que se llama evolución, que poco a poco llevó a los hombres terrenos a pensar por sí mismos. Una forma así de gobierno es, claro está, la que precisamente ha llevado a los hombres terrenos a su estadio actual. Un ser así dotado intelectualmente o con una capacidad consciente para reinar es la base del concepto "rey". "El rey" era en un principio un ser precisamente así, dotado de autoridad y poder ilimitado, tenía incluso poder sobre la vida y muerte de los súbditos. Los grandes reinos del pasado junto al Nilo estaban gobernados por poderosos faraones o reyes "iniciados", cuyas palabras eran leyes que el pueblo tenía que cumplir por medio de castigos y pena de muerte. Estas leyes de los reyes o faraones "iniciados" eran reglas de vida, que eran las precursoras absolutamente necesarias del estado evolutivo a que debía conducirse la humanidad terrena. Y estos reyes existieron, así, durante un cierto tiempo, mientras los hombres terrenos todavía eran suficientemente primitivos y sin pensamiento autónomo y sin las grandes tendencias a la degeneración, que hoy los caracteriza, y que son una bendición divina para estos seres. Pero los hombres no continuaron viviendo en la misma ignorancia e ingenuidad, que los animales, sino que comenzaron a aprender de sus experiencias. Un individuo tras otro comenzó a pensar sobre las cosas o las experiencias cotidianas, sobre los sufrimientos y fatigas de cada día. Pero como este pensamiento autónomo, y la opinión o los criterios autónomos consiguientes no eran necesarios, es más, ni siquiera eran legales para un súbdito de la zona de un autócrata o dictador, comenzó poco a poco a surgir un conflicto entre la incipiente evolución de la facultad autónoma de pensar del individuo y la dictadura o poder real. El individuo comenzó a experimentar la dictadura, que antes era un guía, una bendición, una protección, como un estorbo para su vida intelectual y psíquica incipiente y autónoma. Y poco a poco se fue haciendo cada vez más difícil para un dictador o rey mantener toda su autoridad y poder. Fue necesario usar violencia y pena de muerte en mucha mayor escala que anteriormente, lo cual hizo que los reyes o faraones con un grado muy alto de iniciación o humanitarismo ya no eran aptos para desempeñar cargos dictatoriales u ocupar tronos reales. Individuos con un grado primitivo de humanitarismo y sin ninguna iniciación en absoluto, y revelándose directamente como tiranos con tendencias perversas o sadistas unidas a un ansia insaciable de poder, se encarnaron a veces con dignidad real y se convirtieron en los soberanos de los hombres terrenos hasta el momento actual, en el que el manto de púrpura, la corona y el cetro son más bien un objeto de museo, un disfraz, un traje de película que un traje natural de un rey moderno o una persona que gobierna hoy.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.