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(1053-1590) 
 
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Los fenómenos religiosos, con el clero autorizado y las autoridades y leyes políticas y jurídicas basadas en él, no han podido impedirle al mundo el gran cataclismo cuyos efectos todavía atormentan a toda la humanidad  1500. Que es imposible que estos mismos seres finalmente estén satisfechos con esta existencia, que ellos mismos han saboteado, o con esta aniquilación de todos los bienes de la vida, que tendrían que hacer de la existencia una experiencia perfectamente divina de la vida, es algo natural. Y esto se manifiesta también en forma del creciente interés de la humanidad terrena por acabar con este mal. Y este interés se manifiesta en el principio religioso y la consiguiente concepción moral y culto a Dios, que, a su vez, se muestra posteriormente como ideales políticos, leyes jurídicas e intereses humanitarios. Pero a pesar de que la religiosidad y la práctica de la moral han existido durante miles de años, no han podido convertir la Tierra en el paraíso o "reino de los cielos" perfecto del que los hombres terrenos tienen hambre y sed. En vez de una "paz duradera" surgió un "día de juicio final", un "cataclismo" o un "infierno" sobre toda la esfera humana terrena. Los fenómenos religiosos, el clero autorizado con iglesia y sacerdotes, las muchas sociedades religiosas, la justicia, los movimientos políticos, etc. no han podido impedir que la humanidad terrena se lanzase a la destrucción y demolición de bienes culturales, obras de arte y productos espirituales, que ha tomado miles de años construir. De hecho, ¿no sucede, precisamente, hoy que el mundo académico o intelectual rechaza cada vez más la predicación moral y el concepto de Dios de la religión, la iglesia o el clero y considera todo lo religioso como manifestación de primitivismo, superstición e ignorancia? Pero esto no significa, naturalmente, que la religión, con su clero y sus sacerdotes, haya sido en vano, indiferentemente de que haya sido budista, musulmana o cristiana. Al contrario, la práctica de la moral surgida del principio religioso ha conducido sin ninguna duda a los hombres a su estadio mental actual. Que por medio de esta conducción han experimentado una suma tal de experiencias de vida, que con ellas se han liberado de la predicación del clero y, por consiguiente, ya no pueden seguir creyendo en predicaciones, dogmas o cosas transmitidas, sino que desean hechos o experiencia propia, sólo es algo natural.


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