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El camino hacia la luz ya no va por dentro de las sectas, sino que tiene que salir de ellas y entrar en la sociedad  1496. Para cumplir verdaderamente la ley del amor al prójimo uno tiene, así pues, que dejar, de este modo, que su luz brille sobre "todos" los hombres y no sólo sobre una secta o asociación de individuos eventualmente del mismo parecer. Y esto sólo puede hacerse si se es totalmente libre y no se está atado a ninguna asociación. Además, cuando todos los que pueden darle fuerza y vigor espiritual a la sociedad pública, que se manifiesta fuera, abandonan precisamente esta sociedad acoplándose a una asociación de individuos del mismo parecer o encerrándose en ella, teniendo muy fácilmente la tendencia de favorecer a estos individuos, esto ni entrena la fuerza espiritual ni la mantiene en la sociedad pública. El camino hacia la luz ya no va por "dentro" de las sectas, sino, al contrario, por "fuera" de éstas y "dentro" de la esfera pública. Pero esto sólo puede hacerse únicamente cuando cada individuo concreto comprende que tiene que mantenerse libre, de modo que pueda brillar sobre "todos" los hombres de su entorno. Mantenerse libre quiere aquí decir que uno no tiene que atarse a cosas o envolverse en fenómenos que den lugar a inclinaciones al favoritismo. Ser miembro de una secta u otro tipo de movimiento religioso y no favorecer más a sus miembros que a los ajenos a la secta o al movimiento es muy difícil. Solamente la inscripción en un movimiento así ya es, claro está, un favoritismo. Como lo que da sentido a la vida es la ley del amor al prójimo, es esta práctica lo que uno tiene que entrenarse en poder cumplir.


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