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(1053-1590) 
 
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El camino a la esperada "paz duradera" no va en absoluto a través de ninguna religión ni sociedad política individual  1490. El camino al verdadero conocimiento de Dios y, por consiguiente, a la auténtica "paz" absoluta y verdadera no va a través de ninguna sociedad religiosa ni política individual, ya que todas estas sociedades se están, en mayor o menor grado, anquilosando en su cristalizada dictatura, incluso ya antes de su puesta en marcha o primer comienzo. A decir verdad, estas sociedades tendrían que ser "la sal de la Tierra" y también lo han sido, naturalmente, hasta un cierto grado, pero ahora su misión se está descomponiendo. Se han amontonado en sedimentos fuera de la sociedad madre en sí o resto de la humanidad terrena. "La sal" no puede, por consiguiente, cumplir su misión. Si la sal tiene que mantener un producto fresco, tiene que mezclarse con el producto y no separarse en montones fuera del producto. Las sociedades creadoras de moral se han convertido en una "sociedad" fuera de la sociedad del hombre terreno en sí y, por lo tanto, no pueden actuar sobre ella. Tienen que ser una "sociedad en la sociedad" y no, como es el caso, una sociedad junto a la sociedad. La sal, para que sea buena para la comida, tiene que añadirse a la comida y no tiene que ponerse en un montón junto a la comida. Las sectas religiosas, a pesar de su anterior divinidad, se han convertido para el mundo intelectual en "montones de sal" junto a la sociedad y, al igual que la mujer de Lot, se petrificarán como "pilares de sal" inútiles. Hoy cada una de estas sectas sólo es, en gran medida, una "mirada hacia atrás". Y el camino de "Sodoma" y "Gomorra" no es "mirar hacia atrás" (practicar tradiciones anticuadas), sino al contrario mirar hacia delante y hacia arriba. El camino de la vida no es detenerse en algo que está anticuado o forma parte del pasado, sino al contrario observar "el algo" que hoy es "el presente" y "el futuro" absoluto. No es "el pasado", sino "el futuro" lo que en el presente es la voluntad de Dios y, con ella, la culminación del "amor universal" y "la paz del mundo".


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