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(1053-1590) 
 
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La dictadura puede ser igual de divina para un pueblo ignorante o primitivo como es imposible y destructiva para la actual fracción intelectual de la sociedad humana terrena  1489. Fundar una secta o asociación sobre una "moral dictada", con prescripciones para sus miembros con tales o tales limitaciones, más o menos ascéticas, de incluso deseos y funciones físicas y psíquicas legítimas, vitales o relacionadas con la salud, no puede ser "amor al prójimo" en su forma más pura. Sólo es, en mayor o menor grado, una especie de "amaestramiento" que, a su vez, sólo puede existir como "dictadura". Que la práctica perfecta del amor al prójimo como "el cumplimiento de todas las leyes" no se ha pensado como una simple demostración de "amaestramiento" o como las hazañas de un "domador de fieras" es algo natural para el investigador evolucionado. La práctica del amor al prójimo, que, claro está, es exclusivamente lo mismo que la futura "paz duradera" tan entrañablemente deseada, no puede como principio sólo ser una simple representación de circo en la gran arena del mundo con "animales domados", cuyas proezas sólo son funciones automáticas ciegas dirigidas por medio de látigos, pistoletazos y palos. La paz tiene que ser un regalo dado al prójimo libremente y sin influencia del exterior, que implica la mayor felicidad y alegría para cada individuo, y no la demostración de un "dictador" de cómo con el celo del poder puede transformar seres vivos en autómatas ciegos y juguetes de su voluntad enfermiza o vanidad exagerada.
      La dictadura manifestada por un príncipe o un rey con una verdadera "iniciación" espiritual puede ser igual de divina para un pueblo no iniciado o totalmente ignorante o no intelectual, que no puede de ninguna manera ser guiado de otra forma que con el método que, por consiguiente, también era el dominante en la infancia de la humanidad y que se practicó a través de caudillos, faraones, reyes, príncipes iniciados y finalmente a través de los grandes redentores del mundo, como es imposible, condenable y destructiva para la actual fracción inteligente y con formación académica de la humanidad terrena. No es extraño que muchas personas de esta fracción de la humanidad le vuelvan la espalda a la religión de iglesia y, con ella, a todos los conceptos que se refieren a una divinidad como a algo que exclusivamente forma parte del pasado y de la ingenuidad. Que, a causa de ello, no tienen temporalmente ninguna brújula mental o psíquica en absoluto y, por consiguiente, tienen que infiltrarse en gran escala en guerras y procesos de violencia, luchas políticas e intrigas, infracciones de la ley, amoralidad y colapsos de cultura es algo natural. Sin estos errores y las consiguientes experiencias amargas, no habría nada en absoluto que pudiera llevar de nuevo a la humanidad terrena al conocimiento de una verdadera vida perfecta en una cultura o civilización igual de verdadera y perfecta, y a una "paz absoluta", y al conocimiento de esta "paz" como manifestaciones de una divinidad o providencia viva y que ama con amor universal.


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