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(1053-1590) 
 
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Por qué cada estado tendría que bendecir a su propia descendencia carnal y compartir totalmente la responsabilidad que tiene de ella  1467. Como esta zona del proletariado es, precisamente, en alto grado la sede de la reproducción de la sociedad o estado, ya que aquí hay las más destacadas familias numerosas, el estado comete un gran "error" en relación con "la salud" de su propia existencia y mantenimiento haciendo poco caso de esta parte de su territorio. Dejar que territorios estatales se hundan en el primitivismo y la inmundicia, la enfermedad y la miseria a causa de la gran cantidad de niños es una especie de mal canceroso en el propio organismo del estado, en su propia carne y sangre. Según el plan divino del universo, cada estado o cada sociedad tiene que bendecir a su descendencia tanto espiritual como físicamente. Es el germen de la continuación de su propia vida y reencarnación. Que el estado deje que esta zona de sí mismo, que es su propia zona vital de renovación o fuente de vida, se hunda en el proletariado y la consiguiente mala salud psíquica y corporal es, claro está, una anomalía o equivocación, que pone a la sociedad del hombre terreno a un nivel por debajo del animal. ¿No es normal entre los animales sacrificarse totalmente por su descendencia y, con ello, para la sobrevivencia de la especie o raza? Que precisamente es entre el proletariado o en los barrios pobres donde los nacimientos son más numerosos, y que casi es exclusivamente aquí donde tiene lugar el exceso de nacimientos, necesario para la sobrevivencia de la especie o de la sociedad, hace tiempo que es un hecho corriente e irrefutable.


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