Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1053-1590) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

Comprender el periodo del matrimonio que está fuera de "la luna de miel" es la solución del futuro para la subsistencia del matrimonio  1463. Y, de este modo, millones de personas en miles de cines y teatros alrededor del mundo presencian cada día este espejismo de la exagerada exaltación del matrimonio por escritores embriagados de felicidad erótica. Pero, ¿hay algo de malo en esto? Que se les muestre a los hombres lo divino que un matrimonio así puede ser para sus dos partes, ¿no es, precisamente, estimulante para la estructura del matrimonio? Esto sería divino en sí mismo si lo que se mostraba a los hombres expresara un conocimiento intelectual de la vida misma, si fuera la verdad misma del matrimonio en el actual estadio del hombre terreno. Pero no es así. Es, al contrario, una alabanza de algo que existió una vez en un tiempo desaparecido desde hace mucho y a un nivel menos intelectual que el nivel en que se encuentra el hombre terreno de hoy. Este matrimonio desaparecido aparece, por consiguiente, hoy no como una felicidad sexual para toda la vida, fundamental e imperturbable, sino sólo como la relativamente corta embriaguez que conocemos con el nombre de "luna de miel". Lo general para los matrimonios terrenos de hoy es, por consiguiente, que se presentan en dos etapas: "la luna de miel" y "la época normal" que le sigue. Mientras "la luna de miel", que en los casos más afortunados sólo dura unos pocos años, es el periodo del matrimonio en el que la vida común todavía tiene lugar como una embriaguez de felicidad sexual para ambas partes, "la época normal", que en los casos más afortunados quiere decir el resto de la vida de las dos partes, sólo es una unión que se mantiene por lazos jurídicos y materiales. Pero la unión de dos seres basada exclusivamente en un pacto matrimonial jurídico, y, por consiguiente, no creada ni por deseo ni por amor, no es un cumplimiento perfecto de los principios o leyes del matrimonio. Pero como es esta unión la que es más corriente en el matrimonio moderno y no "la luna de miel", sólo puede ser extremadamente desafortunado que este estado matrimonial normal, que, de este modo, es el verdadero rostro del matrimonio de hoy, se oculte bajo una exagerada alabanza de "la luna de miel". Los jóvenes desarrollados sexualmente para la vida matrimonial sólo pueden así tener la impresión de que "la luna de miel" es lo normal en el matrimonio de hoy. Sólo puede ser insensato y, por consiguiente, altamente infortunado que la verdadera estructura del matrimonio y la psique del hombre actual no se confronten de manera científica, de modo que, con ello, se pudiera crear un fundamento intelectual sobre el que las nuevas generaciones pudieran, de una manera totalmente distinta, encontrar un equilibrio frente al estado o periodo de vida matrimonial, que inevitablemente sigue a "la luna de miel". Comprender que este estado es un estado natural y absolutamente inevitable, por el que todos deben pasar, y que a pesar de todo puede, sin embargo, llegar a tener una naturaleza verdaderamente divina, hermosa y armoniosa si se cumplen las leyes especiales que tiene, podría darles a los seres un equilibrio, de modo que lo considerarían algo evidente. Lo que ahora sucede es, al contrario, que en miles de teatros y cines se les muestra a los hombres una exagerada exaltación de "la luna de miel" de un matrimonio y se engaña a millones de seres presentando este estado como el mayor y más importante objetivo de la vida del hombre terreno de hoy, mientras la verdadera realidad es que la estructura sexual del hombre terreno ya no se presenta de ninguna manera en un estado así, que al ser le es posible evitar esta escisión de la vida común en "luna de miel" y el periodo siguiente de "falta de luna de miel" del matrimonio, cuando la embriaguez sexual más o menos ha desaparecido. ¿Qué hombre o mujer terreno moderno, intelectual de hoy puede garantizar un "enamoramiento" perpetuo en otro ser? Que, precisamente, esto es imposible se convierte, de este modo, en un hecho todavía mayor, dado que "el enamoramiento" no es en absoluto un acto de voluntad, sino que, al contrario, es un proceso orgánico automático estimulado por las secreciones de las glándulas y el hambre espiritual de vitaminas. Y como "la luna de miel" se basa exclusivamente en "enamoramiento", se ve cómo un matrimonio, que se basa exclusivamente en "enamoramiento", está condenado a la ruina. Si los seres vieran de antemano esta verdad en la misma cantidad de cines y teatros y, además, se equilibraran intelectualmente para hacer frente al estado que surge cuando "el enamoramiento" y, con ello, "la luna de miel" del matrimonio ha pasado, no habría necesidad de los muchos humillantes y mezquinos procesos de divorcio ni las dificultades matrimoniales que hoy atormentan a la humanidad terrena. Como el estado que sigue a "la luna de miel" es cada vez más el normal o fundamental del hombre terreno, está claro que el conocimiento o comprensión de la estructura principal del principio de los sexos o sexualidad son cada vez más necesarios. Sin esta comprensión irá siendo cada vez más imposible para el hombre terreno llegar a ser perfecto o totalmente feliz.
      Cuando un escritor o un poeta embriagados de felicidad alaban el matrimonio como un ideal permanente y como el absolutamente más elevado para todos los hombres, tanto ahora como en los futuros estadios evolutivos, esto no es una expresión de la realidad o verdad absoluta. Más bien es, al contrario, la confirmación de un síntoma verídico o infalible de la momentánea embriaguez sexual del propio ser en cuestión y la consiguiente pérdida de contacto con un modo lógico y normal de pensar, aparte de su usual ignorancia de la estructura total, el ámbito y la misión del principio sexual en el plan divino del universo.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.