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La fuerza sexual o erótica en el hombre terreno precedente  1455. Cuando la corriente todavía era un pequeño riachuelo y el deseo sexual del ser no era lo suficientemente fuerte, de modo que podía fácilmente mantener la llama de un enamoramiento en la misma pareja sexual toda una vida, no había ninguna sexualidad de más por medio de la cual pudiera surgir el deseo de una nueva pareja sexual. Las partes tenían, de este modo, satisfacción suficiente toda la vida con la posesión mutua. Y entonces no había nada a que poner un dique. Lo normal era, por lo tanto, que los matrimonios durasen perfecta y felizmente a través de toda la vida, es más, podían incluso continuar con gran fuerza a lo largo de nuevas y posteriormente sucesivas vidas, en las que "el amor matrimonial" terminó finalmente como "amor de hermanos", que, a su vez, daba lugar a que las partes nacieran como "hermanos". Cuando un noviazgo se deshacía, la parte abandonada se convertía en muchos casos en un "tipo raro" el resto de su vida. La imagen de la pareja que se había perdido era tan masiva y fuerte en la conciencia del ser, y la fuerza imaginativa de este ser tan débil que no podía neutralizar o borrar en absoluto la imagen de la pareja perdida y así recibir fuerza y atracción hacia una nueva pareja. Y si finalmente se conseguía esto, la nueva pareja, sin embargo, era generalmente una sombra en relación con la anterior, con la que se había sido en tal grado "una carne", que la separación significaba, como quien dice, invalidez sexual toda la vida.


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