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| Lo que hace que el individuo se crea uno con la materia o una "cosa creada" que nuevamente se descompondrá | 1444. Pero gracias a un continuo movimiento rítmico, mantenido por la séptima energía de la existencia, "la energía materna", "la zona de la muerte" predomina o lo domina todo en una de las dos partes del ciclo de espiral, mientras que el dominio de "la zona de la vida" en esta media parte ha disminuido constituyendo sólo una zona débil o elemental, lo suficientemente grande como para que no pueda surgir un "punto muerto", y el ciclo de espiral no se detenga totalmente. Si el despliegue de energía de "la zona de la vida" pudiera convertirse en quietud total, ¿qué podría ponerla de nuevo en movimiento? "La zona de la vida" tiene así, como ya hemos dicho, una pequeña zona elemental en "la zona de la muerte" del ciclo de espiral, en la que es tan poco prominente que ni siquiera puede llegar a la conciencia diurna despierta del individuo. Y es esta circunstancia la que hace que el individuo se crea uno con la materia, que crea que ha sido creado, ha llegado a existir y de nuevo se descompondrá en "la nada" absoluta. La energía de "la zona de la vida" sólo puede dar exactamente la sensación de estar "vivo" en la pequeña zona de una vida local que puede recordar. Todo lo que se encuentra fuera de la memoria de su conciencia diurna despierta tiene, de este modo, una índole más o menos dudosa, dado que sólo puede experimentarse por medio de los relatos de otros. De este modo, la hora, el día y el año de su nacimiento y los detalles de los primeros años de su vida actual son un "conocimiento de segunda mano", por no hablar del conocimiento de las vidas anteriores que, en el peor de los casos, es totalmente incapaz de concebir o comprender, incluso a veces directamente las niega y se burla de ellas. Sólo acepta, como quien dice, su vida en el ahora. Lo que está fuera del ahora y del recuerdo muestra el dominio del "reino de la muerte" y "los cadáveres" del "reino de la vida" en su conciencia. |
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Síntesis