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"La muerte" y "la reencarnación" son dos fenómenos totalmente distintos. La verdadera "muerte" sólo es una forma especial de experimentación de "la vida eterna"  1439. Pero, como hemos dicho, este reemplazo de los cuerpos o la denominada "reencarnación" no tiene nada que ver en absoluto con "la muerte". Es, al contrario, en sumo grado una disposición en virtud de la cual "la vida" puede, precisamente, continuar. La verdadera "muerte", o sea, la muerte que tiene que ser una consecuencia del disfrute del "árbol de la ciencia del bien y del mal" es de un tipo totalmente distinto a "la muerte" que el hombre terreno lamenta con "funerales", "monumentos" o "lápidas". Esta muerte se extiende por una larga zona de existencia, se percibe, como quien dice, en la mitad del ciclo de espiral y culmina como "reino animal". "La muerte" no es, por consiguiente, una total descomposición en una "nada", sino que, al contrario, es una forma especial de experimentar "la vida eterna". "La muerte" es el contraste, que uno tiene necesariamente que vivir para poder posteriormente estar en condiciones de experimentar su aparición o presencia en la existencia como "infinita" o como idéntica a "la eternidad" o "la vida eterna". Por lo tanto, es "la muerte" la que hace que se pueda experimentar esta existencia eterna en forma de detalles "temporales". Si el ser vivo no tuviera la facultad de experimentar detalles "temporales", no habría nada que pudiera señalar "la eternidad". Si una esfera de reloj no estuviera dividida en horas, señaladas con números, no podría mostrar los distintos periodos del día. Si no se le diera al ser vivo la facultad de experimentar "la eternidad" en detalles "temporales", ésta no podría de ninguna manera experimentarse. Pero si "la vida eterna" no se pudiera experimentar, sería también imposible experimentar "la inmortalidad". Pero si la experimentación de "inmortalidad" fuera imposible, la experimentación de la vida tendría que formarse para "el algo" eternamente existente como el contraste a esta "inmortalidad". Y este contraste sólo puede ser una "muerte" totalmente absoluta o eterna.


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