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Los redentores del mundo o mayores guías de la humanidad no son "seductores", sino que son la mayor bendición posible, aunque su misión en un cierto momento sea estimular "la destrucción del reino animal" en la mentalidad de los seres y los fenómenos sexuales que forman parte de él  1427. Que tanto los redentores del mundo o mayores representantes de la humanidad terrena como las prescripciones más importantes de "la Biblia" han mostrado el amor al prójimo, el humanitarismo o "el bien" como lo absolutamente necesario para que la humanidad terrena alcance la paz, es decir, la culminación de la alegría natural de existir, aparece, por consiguiente, aquí no como "seducción", sino como la mayor bendición. Que este guiar y llevar a los hombres terrenos hacia una ejercitación y un desarrollo del amor universal se convierta en la destrucción y muerte del "paraíso", que aparece en forma de "reino animal" y que condiciona que un hombre sea "una carne" con su esposa, y que "cualquiera que mirare a una mujer con mal deseo hacia ella, ya adulteró en su corazón" y además ordena la pena de muerte por el amor o una profunda simpatía hacia seres del propio sexo, es naturalmente obvio. "El paraíso", que se basa en un enamoramiento, que todo lo domina, en seres del sexo contrario, con los correspondientes celos, envidia, odio y la consiguiente guerra hacia los seres del propio sexo tiene, por lo tanto, que desaparecer de la mentalidad del hombre terreno antes de que pueda cumplir totalmente la ley del amor o el despliegue de amor hacia todos los seres y así cumplir el mandamiento de "la Biblia", del "Nuevo Testamento" o del redentor del mundo.


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