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Por qué la aparición o surgimiento de los seres vivos en la zona física no se debe a "casualidad"  1408. Estos millones de "casualidades" han tenido, por consiguiente, que tener lugar previamente, antes de que la aparición del hombre terreno haya podido ser un hecho. Cada uno de estos millones de "casualidades" ha tenido que ser un encuentro riguroso de exactamente las formas de energía y sustancia que podían acoplarse a una armonía recíproca o un trabajo común útil, tal como el que conjuntamente crea la función orgánica de un ser vivo. Quizá se comprenda mejor qué premio tan difícil es el propio ser vivo en esta gran lotería de la vida, si presentamos el panorama de "la casualidad" con otra imagen. Vamos a explicar los millones de variaciones de sustancia y energía del universo como una gran bolsa de lotería, en la que cada número concreto es una de las formas de energía o sustancia del universo. Supongamos ahora que estos números constituyen la serie de números desde el 1 hasta millones. Para llevar a algunas de estas sustancias a formar parte de la unión que se requiere para que puedan constituir un ser vivo es necesaria, por consiguiente, una "casualidad", un movimiento "casual" en el mar de energía o sustancia del universo. Si para tener un punto de apoyo expresamos las formas de energía o sustancia, necesarias para crear al ser vivo, con los números 27 – 317 – 352 – 1002 – 3694 – 777 y muchos otros números particularmente determinados, "la casualidad" que condiciona el nacimiento del ser vivo consiste en que introduciendo una sola vez la mano en la bolsa de lotería se agarran exactamente estos números y no otros, ya que el ser vivo entonces sería algo imposible. Si, por lo tanto, tenemos tanta suerte al introducir la mano que agarramos exactamente estos números, entonces tenemos ante nosotros "la casualidad" que pone a la naturaleza en condiciones de producir un ser vivo. Entre millones de números la naturaleza tiene, así pues, que tener precisamente tanta suerte con su movimiento o su introducir la mano que agarre estos números, de lo contrario no surge ningún ser vivo de su introducir la mano. Entonces este introducir la mano será un billete no premiado.
      Pero cuando pensamos que la naturaleza al agarrar ha tenido tanta suerte y, precisamente, ha obtenido exactamente los números necesarios, entonces tiene, sin duda, un ser vivo, pero este ser vivo sólo es un microser. De seres de este tipo tiene, claro está, que usar millones para poder originar un ser vivo del mesocosmos, por ejemplo un hombre terreno. Por lo tanto, tiene que intentar introducir de nuevo la mano en la bolsa una y otra vez y millones de veces y estar tan favorecida por "la casualidad" que, precisamente, obtenga estos números difíciles cada vez, hasta que tenga la cantidad de millones de seres necesaria para que pueda surgir el ser mesocósmico. En verdad que es necesaria una "suerte" sobrenatural para que el cumplimiento de una cantidad tal de "casualidades" pueda revelarse como lo que condiciona que el ser vivo pueda llegar a existir. ¿Cuántas veces creen que el hombre terreno tendría que introducir su mano en la bolsa para tener, precisamente, la suerte de obtener estos números? ¿No creen que sacaría un océano de números no premiados? ¿No creen que "la casualidad" que se necesitaría para que su agarrar de la bolsa tuviera verdaderamente que tener premio sería una rareza extraordinaria?
      Para cada hombre terreno o ser vivo, que la naturaleza ha producido, ésta ha tenido que introducir su mano en la bolsa de lotería y obtener el premio grande varios millones de veces de una manera ininterrumpida, a pesar de que el premio sólo era uno en relación con millones. Cada vez que ha introducido la mano en la bolsa ha tenido que sacar, precisamente, los seis números antes indicados. En verdad que se trata de una extraña "suerte". Una "suerte" así, una repetición continuada de la misma "casualidad" todavía no se ha observado nunca en la vida de ningún ser vivo. ¿Qué hombre terreno puede introducir su mano en una bolsa de lotería, en la que la cantidad de números no premiados asciende a una cifra de siete números, y "la casualidad" le proporciona exactamente estos mismos seis números millones de veces consecutivas o en una sucesión ininterrumpida? ¿No es "la casualidad" tan fundamental aquí que no puede distinguirse en absoluto de lo sistemático?, ¿y no se hace esto todavía más real cuando se ve con qué sobreabundancia la naturaleza revela la formación de los seres vivos tanto en el microcosmos como en el mesocosmos? Pero cuando no se puede diferenciar entre "la casualidad" y "lo sistemático", es decir, cuando esta casualidad cumple todas las leyes o condiciones, por medio de las cuales una cosa se convierte en lógica o útil, se anula, claro está, todo lo que apoye su identidad con "la casualidad". Seguir afirmando que las cosas son "casualidad" es lo mismo que afirmar algo que es mentira o irreal. Afirmar que la formación o aparición de los seres vivos puede ser debida a "casualidad" se muestra aquí como el culto a una "mentira".


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