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¿No es extraño que los microscópicos detalles locales de la imagen del universo o gran obra de arte sean lógicos o útiles al cien por cien, mientras la totalidad es sí es inútil o ilógica?  1394. ¿Y no es igual de extraño que en esta obra creadora no se pueda encontrar nada en absoluto que sea análogo a lo que encontramos en lo que está al alcance de la vista, en la breve vida de insecto o destello de vida de cada ser vivo que se denomina una "vida terrena"? Aquí se ve que no hay nada en absoluto que no cumpla una misión verdadera y totalmente útil. Los ojos del ser vivo, ¿no existen para darle la vista a quien los tiene? Los órganos del olfato, gusto y tacto, ¿no existen igualmente como algo de uso indispensable para quien los tiene? ¿No es cada pequeño fenómeno normal del organismo del ser vivo, tanto en el campo de las plantas y animales como del hombre terreno, así mismo de utilidad como un fenómeno orgánico indispensable? ¿No es la miel una comida deliciosa para las abejas, y no es la más noble pulpa de fruta una comida igual de deliciosa para el hombre? ¿No son útiles tanto la lluvia como el sol? ¿No es la existencia del océano igual de imprescindible para un mundo tanto con hombres terrenos como con continentes? ¿Dónde hay, en los detalles verdaderamente accesibles de manera práctica de la inmensa obra creadora, algún fenómeno normal y fuera del dominio del hombre terreno que no tenga utilidad? Toda la gran obra creadora es, por lo tanto, en sus detalles microscópicos útil al cien por cien, lo cual tiene realmente que ser, porque, ¿cómo se habría si no convertido la Tierra en una creación tan radiante, en un mundo tan magnífico para la vida animal como precisamente es? Los detalles de esta inmensa creación de millones de años que denominamos "universo" son, así pues, en sus microscópicos o sutiles pormenores útiles al cien por cien y benefician a la totalidad, beneficia la formación de la totalidad, y sin esto no podría haber llegado a ser tan perfecta como, precisamente, es. Pero esta totalidad en sí, el resultado acabado, no sirve en sentido literal para nada, porque no hay ningún ojo para verla y ningún oído para escucharla, o mejor dicho, no hay ningún ser vivo en absoluto para contemplarla como una experiencia puramente práctica, física. Un ser vivo, que ha nacido y de nuevo tiene que morir, no puede de ninguna manera experimentar ni abarcar "la eternidad". Sólo puede de una manera puramente práctica, de una manera física abarcar el pequeño segundo de eternidad que su vida terrena, que su vida física representa, indiferentemente de que ésta fuera de cientos o de miles de años. Esta vida terrena no podrá, por consiguiente, cambiar nada del disparate que la totalidad de esta imagen del universo representa o muestra en relación con la lógica sutil, y casi por encima de toda comprensión, con que todos los pormenores de sus microscópicos detalles han sido construidos, y que, precisamente, son accesibles a la facultad de observación de los seres vivos dentro de su forma de vida o vida terrena igual de microscópica. ¿No es extraño que los detalles microscópicos de la totalidad de dicha obra creadora sean lógicos al cien por cien, mientras la obra creadora acabada o totalidad es al cien por cien inútil?


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