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Por qué la guerra o la oscuridad mental no pueden combatirse con armas  1378. La guerra o el despliegue de falta de amor o de oscuridad mental es, por consiguiente, un fenómeno orgánico en la humanidad heredado o que ha traído consigo el paso de los seres por las regiones ordinarias del animal en la espiral evolutiva. Y es precisamente por esto que no puede combatirse con armas. Como un fenómeno orgánico en el organismo o mentalidad de un ser sólo puede únicamente ser "conocimiento-C", es decir, "conciencia habitual", la guerra, en virtud de que es una función orgánica, sólo puede igualmente ser en sí misma "conciencia habitual". Pero al ser "conciencia habitual", se ha convertido en un estado anímico, y un estado anímico no es nada que pueda ser atacado con armas físicas, técnicas o químicas. Es una tendencia orgánica del ser vivo, del mismo modo que ojos castaños y pelo negro son una tendencia orgánica en algunos seres, al mismo tiempo que ojos azules y pelo rubio son una tendencia orgánica en otros seres. Sería igual de necio creer que con armas de fuego u otras refinadas armas mortíferas se podría modificar la tendencia orgánica, que es el fundamento del color del pelo y de los ojos, que creer que con las mismas refinadas armas se puede modificar en la conciencia de la humanidad la tendencia orgánica o las causas psíquicas que desencadenan la guerra. Se pueden, naturalmente, destruir los efectos físicos exteriores de esta tendencia orgánica o tenerlos en jaque con armas físicas o químicas, pero con estas armas no se puede extirpar la tendencia orgánica en sí, que, claro está, es la causa psíquica de la propia cosa. Tanto los ojos castaños y azules como el pelo rubio y negro seguirían dando colorido a los rostros de nuevos hombres.


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