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| Cómo las prescripciones del "Antiguo" y del "Nuevo Testamento" pasan de ser formularios "religiosos" de fe a ser ideales "políticos" que dan lugar a las leyes jurídicas de la sociedad | 1354. Por consiguiente, hace tiempo que estas prescripciones e ideales han dejado de ser simples formularios de fe. En la cultura moderna se han convertido en fenómenos materialistas que los seres no pueden evadir en el mantenimiento de su vida cotidiana, su especial posición social y reputación moral, independientemente de que ellos mismos sean religiosos o no. En tanto que estas prescripciones eran "religiosas" para el pueblo judío de Palestina, para el hombre moderno de hoy son prominentemente "políticas", es decir, prescripciones jurídicas, físicas. En cambio, las más altas prescripciones del "Nuevo Testamento" o interpretaciones de los mandatos morales del redentor del mundo hoy sólo pueden designarse como "religiosas" para los individuos "creyentes" de la civilización moderna. Pero aquí también sucede algo curioso, que es que el interés por estos ideales o mandatos del "Nuevo Testamento" degenera como "religioso". Los partidarios de estos ideales abandonan poco a poco las iglesias, sectas y demás sociedades religiosas de dichos ideales y pasan a intereses más mundanos o materiales. Los ideales están, a saber, encerrados en terminologías y formas literarias que no se transforman con la evolución o vivencias de experiencias. Las formas literarias pasan de moda, se convierten en algo que no se puede creer, no pueden satisfacer una psique que, poco a poco, se ha llenado de experiencias materiales de la vida cotidiana y de nuevas preguntas surgidas de ellas, que estas formas literarias no están preparadas o no tienen una base para responder. Por hermosas y perfectas que hayan sido estas formas literarias transmitidas para la psique de los hombres de esa época, a los que fueron dadas, estaban inevitablemente condenadas a convertirse en "anticuadas", sólo por el hecho de que la evolución humana o la vivencia de experiencias no se detuvo o permaneció quieta en el estadio al que se adaptaban dichos ideales o formas literarias, sino que, al contrario, siguió siempre avanzando y avanzando como una corriente que fluye de manera permanente. Que poco a poco la forma literaria o la terminología tuvieron, por consiguiente, que perder importancia y ser poco satisfactorias para la humanidad de siglos posteriores con todo el material de experiencias adquirido en estos siglos es, naturalmente, obvio. Y también vemos aquí el "materialismo" o la denominada "irreligiosidad" surgidos de ahí, que precisamente se manifiestan en una "incredulidad" fundamental o negación de todas las tradiciones religiosas como expresión de la realidad. Estos seres alegan, con mayor o menor razón, que estas tradiciones sólo expresan ingenuidad y superstición, del mismo modo que tantos otros modos de ver del pasado que aún no han encontrado su interpretación o análisis científico. Estos seres "irreligiosos" pasan, por consiguiente, a la investigación material, que sólo es, en realidad, una búsqueda de "la verdad oculta" o "perdida" en la terminología anticuada, en "los dogmas", más o menos imperfectos, transmitidos. Y esta "verdad perdida" es lo que estos hombres comienzan de nuevo a encontrar, o creen encontrar, en forma de los ideales "políticos", y también de los ideales o resultados científicos. De este modo, la fuerza religiosa de estos hombres, tras haberse liberado del "pasado religioso" o haberlo dejado atrás, se ha atado ahora a un "presente materialista". Su actitud ya no es ahora una práctica "religiosa" de un aspecto del pensamiento, que de una manera puramente íntima tenían junto a sus cotidianos intereses materiales, oficiales. Ahora forma parte de estos intereses materiales o se ha convertido en uno con ellos. Dichos intereses se han "idealizado". Pero esta "idealización" no se dirige o encamina hacia un estado "religioso" superior, sino al contrario hacia una existencia "física" más perfecta o presuntamente más perfecta. |
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