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"El comunismo" bajo el dominio de "las ceremonias del perdón de los pecados" y de "los sacramentos de la gracia"  1350. "Las ceremonias del perdón de los pecados" y "los sacramentos de la gracia" se convirtieron en el "somnífero" religioso bajo el que "el comunismo" temporalmente pudo arraigar sin dolor sus primeras e incipientes raíces en la mentalidad humana terrena, animal. Y la humanidad no sospechaba que tras un sueño milenario iba a despertar y ver la Tierra llena de templos, escuelas y centros docentes "comunistas". A lo largo de cientos de años se entraba y salía de "casas de Dios", iglesias y catedrales magníficamente equipadas sin sospechar que aquí uno se encontraba en templos "comunistas" y se escuchaban palabras surgidas de los mayores "comunistas" del mundo, de los mayores representantes del mundo del "espíritu comunitario", de los mayores inspiradores de amor al prójimo o fraternidad colectiva del mundo. En el estado mental soñoliento o medio despierto en que uno se encontraba, oía ciertamente algo de sobre cómo se tenía que ser bueno y amoroso igual que el Salvador, pero todo esto sólo se convirtió, en realidad, en un mundo de sueños vagos con un dios dictador y "enojado", que sólo se dejaba aplacar mostrando gracia y compasión por los hombres "pecadores" con la ejecución de su hijo inocente. Al ver cumplido su sádico deseo, este dios dictador aceptó "perdonarles" a los verdaderos "pecadores" o "delincuentes" sus "delitos" y hacerles participar en la bienaventuranza si simplemente se lo suplicaban antes de morir. En verdad, ningún sueño especialmente constructivo o inspiración instructiva para la estimulación del amor al prójimo, del mismo modo que tampoco podía ser ningún fundamento sobre el que construir una administración de justicia terrena. Imaginen si los hombres hubieran implantado este sistema en la administración cotidiana de justicia. Imaginen si aquí se tuviera la misma actitud sadista y sólo se exigiese un objeto para su necesidad de asesinato sin consideración a que la persona en cuestión fuera culpable o inocente. Imaginen qué Jauja, qué anarquía o qué campo más libre para "los delincuentes", que entonces tendrían que estar en "el mismísimo reino de los cielos" o en la zona en que los seres prefieren morir ellos mismos a que su prójimo sufra. Sin embargo, es fácil ver que los hombres, desde el punto de vista mental, en parte han estado despiertos y en parte han dormido. Pero este "estado de soñar" es, naturalmente, disculpable, ya que es una consecuencia de que se encontraban entre las dos ideologías más contrarias de la Tierra, se encontraban en el momento moral decisivo más grande de la Tierra, en un precipicio con el oscuro cenagal con secreciones y vahos mortíferos abajo y la profusión luminosa y las hermosas regiones del amor y el perdón arriba. Es comprensible que una "pesadilla" fuera aquí, para el hombre terreno todavía suspendido al borde de la oscuridad y del precipicio, algo que podía tener lugar o, quizá, mejor dicho inevitable.


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