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"El Antiguo Testamento" es un trozo de psicología. La historia del pueblo judío es un análisis de los resultados y los consiguientes efectos de un estadio evolutivo determinado, que tanto los estados como los individuos concretos tienen que atravesar para poder alcanzar la perfección  1308. "El antiguo Testamento" con sus relatos sobre guerras y guerreros, reyes y profetas heroicos es, de este modo, un trozo de psicología contado como "historia mundial". La historia del "pueblo judío" se ha convertido por medio de este relato en "demostración manifiesta" para el resto del mundo. La vida y modo de ser de este pueblo, sus equivocaciones, su fe y actitud religiosa constituyen, en principio, la misma vida, el mismo modo de ser, las mismas equivocaciones y pasos en falso por los que todos los demás pueblos de la Tierra necesariamente tienen que pasar después del "pueblo judío". El destino de "los judíos" es el destino absolutamente inevitable de todos los hombres terrenos. La idea de ser "el pueblo elegido de Dios", de ser una especie de "raza de señores" en la Tierra es una característica común de todos los pueblos, de todas las razas, de cada nación o estado en un momento determinado de su historia, del mismo modo que la idea de tener "la gracia" o "el favor" especial de la Divinidad es algo a que el individuo concreto también necesariamente tiene que estar sujeto en un determinado momento de su paso por el ciclo. "La enseñanza bíblica" en forma de la historia del "pueblo judío" unida al destino, que en los últimos siglos hemos visto que le ha tocado en suerte a este pueblo como nación y raza, se ha convertido en una colosal demostración de "la caída de la soberbia". El destino de este pueblo, su existencia y aparición han sido constantemente un "caminar por el desierto". Pero este "desierto" se ha ampliado hasta constituir todo el mundo. Dispersado, escarnecido y perseguido, arrojado de su propio país por "las tribus y hordas salvajes del desierto", por "los pueblos paganos", por las naciones del resto del mundo, con respecto a quienes en su precedente orgullo supersticioso se sentía muy superior, encontramos de nuevo al "pueblo judío" humillado hasta el punto de sólo ser un "paria", cuya denominación de raza se convirtió en una injuria para cada "hombre de negocios sin vergüenza", "usurero" o "estafador económico". El evangelio del "Antiguo Testamento", ¿no es, en verdad, un llamamiento que exhorta a los pueblos actuales de todo el mundo a tener cuidado? ¿No es una gran "demostración manifiesta" de las divinas palabras transmitidas: "Quien cree estar en pie, procure no caerse"? ¿Qué tiene que hacer si no el mundo moderno con este evangelio milenario, con sus relatos sobre la superstición de un pueblo, su acentuada adoración egoísta de sí mismo, sus guerras, humillaciones y destierros, estimulados en mayor o menor grado, por los profetas amigos de la guerra y la conquista y por los sumos sacerdotes, fariseos y escribas vengativos? ¿No sucede que todas estas personas se encuentran de nuevo en todos los estados y pueblos que les suceden? La historia vivida hasta el momento presente por las naciones denominadas modernas, ¿no es precisamente, en principio, una fiel copia, más o menos avanzada, de la historia y el destino del pueblo judío? ¿Hay algún estado actual que no haya tenido "fariseos", "escribas" y "sumos sacerdotes" intolerantes, que no haya tenido un "Caifás", un "Judas" y un "Barrabás"? ¿Hay hoy alguna nación que no haya crucificado a un "Jesús de Nazaret", que en este caso quiere decir los ideales del "internacionalismo" con la creencia de consolidar con ello el altar del "nacionalismo" o egoísmo? El destacado poder de las grandes potencias modernas, ¿no ha surgido hoy, en mayor o menor grado, a causa de la idea de tener derecho a conquistar u ocupar precisamente los terrenos, las tierras y los pueblos en virtud de los cuales estas naciones aparecen hoy como grandes potencias? Pero la idea de conquistar u ocupar, incluso una parte muy pequeña del territorio legítimo de otro pueblo, es idéntica a "la idea de una raza de señores". ¿Qué pueblo o qué individuo está totalmente exento de esta idea? No, esta idea está muy arraigada en todos los seres vivos en el estadio del ciclo de espiral en que hoy se encuentra la humanidad terrena. "La idea de una raza de señores", la creencia de tener derecho a conquistar tierras y pueblos con fuerza, la idea de ser "los elegidos de Dios" no es ningún rasgo particular del pueblo judío o de esta o aquella nación, estado o raza, del mismo modo que tampoco es ningún rasgo particular de ningún individuo concreto. Esta idea es, al contrario, en sí misma un rasgo particular de una determinada etapa de la escala evolutiva. Es una consecuencia inevitable de la inexperiencia o ignorancia con respecto a las leyes de la vida que caracterizan esta etapa. Absolutamente todos los pueblos y todos los individuos concretos tienen que pasar por la experiencia de esta ignorancia y superstición y por sus efectos en la creación de destino. ¿Cómo iba si no a "desaparecer" la soberbia y surgir la consiguiente sabiduría?


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