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(1053-1590) 
 
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Hasta dónde tenía que descender el hijo de Dios en las regiones de la oscuridad para poder experimentar "la muerte" como el contraste al sentido que tiene la vida  1293. La humanidad terrena se encuentra, así pues, en un punto decisivo del descenso del hijo eterno de Dios a las regiones de la oscuridad. Ha llegado a la zona en que el hijo de Dios está lo más alejado que puede estar de su Padre, alejado del conocimiento de su propia y alta identidad inmortal, alejado del conocimiento de la real verdad de la vida, es más, tan alejado del conocimiento sobre sí mismo y sobre la realidad absoluta que se ha convertido en un vagabundo andrajoso que sólo conoce en cada decisión el principio de poder bruto y brutal del animal y así tiene que "comer con los cerdos", es un "cadáver cósmico", que con el hedor mortífero de su negación ignorante de Dios corrompe toda vida espiritual o verdaderamente cósmica a su alrededor y está ahogando su existencia física ensangrentando el divino mandato eterno: "Amarás a Dios sobre toda las cosas y al prójimo como a ti mismo". Asesinando, mutilando, matando a tiros, bombardeando, robando, saqueando, deshonrando, odiando y escarneciendo a su prójimo se ha convertido en una llama del "infierno" que todo lo consume. La conciencia sobre la Divinidad está ausente, la vida es una casualidad y él mismo es una "cosa creada". Tanto tenía que introducirse el hijo de Dios en las regiones de las ilusiones u oscuridad para convertirse en un "cadáver cósmico" o para experimentar el contraste de la vida, "la muerte".


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