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(1053-1590) 
 
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"La creación de Eva" (la creación del sexo contrario) fue la satisfacción de un deseo sobrenatural del animal incipiente. Con esta satisfacción se ratificó la entrada de la luz celestial en el dominio del animal  1225. Pero a pesar de esta falta de recursos psíquicos o estado sin conciencia cósmica, el ser no carecía totalmente de fuerzas cósmicas en la conciencia. Su identidad celestial o sobrenatural tenía una naturaleza tan fuerte, que podía atravesar con su resplandor su esfera de interés físico y seguir siendo lo absolutamente central del estado físico terreno del ser, ser su deseo principal a través de la zona de la oscuridad. Pero, debido a los sentidos todavía no desarrollados, este deseo se encontraba en su comienzo. Pero esto no le impedía, sin embargo, ser un deseo sobrenatural o celestial, que divergía de los demás deseos, o deseos puramente físicos, del ser, y que en el individuo normal era muy superior a dichos deseos. Este deseo tan fuerte o superior y su satisfacción era en la zona inicial, física del ser, donde la vida todavía sólo era una noche silenciosa y oscura, de una naturaleza o especie totalmente distinta que el hambre y la saciedad comunes. No podía satisfacerse con las sensaciones de la reacción o los desencadenamientos de bienestar que la materia da en forma de "comida" y "alimentación". Tenía que satisfacerse con una sensación de bienestar totalmente distinta. Pero si no podía satisfacerse con las reacciones o sensaciones surgidas de su contacto con la materia corriente, sólo podía satisfacerse con reacciones que eran más que contacto con materia corriente. Pero algo que era más que el contacto con materia corriente sólo podía ser la Divinidad misma. Este deseo era, por consiguiente, en sí mismo un hambre de algo sobrenatural, de algo celestial, de algo divino, de algo que consistía en ser "uno con la Divinidad". Nada menor podía satisfacer el deseo sobrenatural o el hambre psíquica de este ser. Pero el ser todavía no tenía, naturalmente, conciencia detallada de este deseo. Lo percibía simplemente como un hambre no detallada, cuya satisfacción producía una sensación de placer mucho más grande que la satisfacción del hambre común. Y fue ante este deseo en la mentalidad de "Adán" que la Divinidad dijo que "no era bueno que el hombre estuviera solo", porque precisamente este deseo sólo podía ser exclusivamente satisfecho por medio de "las relaciones de placer" del contacto no simplemente con la materia, sino con otro ser.
      Aquí, en su último estadio del estado descendente en la espiral, "la autofecundación" estaba agonizando. La capacidad "bipolar" del ser estaba fallando. Pero "la creación de Eva" iba progresando. Y con la aparición de "ella" y, con ello, del "Adán" transformado en la zona física la Divinidad dejó entrar un rayo de su profusión de luz celestial en la zona terrena. Así el ser podía satisfacer su hambre celestial o psíquica, del mismo modo que satisfacía su hambre material. Como este deseo sobrenatural o psíquico sólo podía satisfacerse con las reacciones del contacto con otro ser vivo del sexo contrario, esta dependencia mutua de las dos especies sexuales se convirtió así en una garantía inalterable de la presencia de la luz del mundo divino o fuerza de los destellos de Dios en la esfera terrena o dominio del principio mortífero y del acceso a ella.


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