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El encuentro del ser con el sexo contrario como un rayo del cielo. Una esfera en la que "Adán" y "Eva" no están totalmente separados como un "ser masculino" independiente y un "ser femenino" independiente  1222. Pero en medio de esta noche profunda, de esta oscuridad eterna la Divinidad no ha dejado a su hijo totalmente solo. Del mundo divino, del que el ser vivo ha salido, el Padre eterno ha dejado centellear, resplandecer y brillar un rayo tras la larga oscuridad y el largo silencio de la noche. Este rayo del cielo es el encuentro del ser con el sexo contrario. Sabemos, claro está, que hacía tiempo que "Eva" había surgido, lo había hecho todavía antes de que "Adán" adquiriera voluntad en su conciencia diurna despierta y abandonara "el reino vegetal". Sabemos que ambos habían estado durante un tiempo en este reino o "Paraíso Terrenal", pero que aquí su manifestación psíquica todavía era, en realidad, tan débil que la importancia del uno para el otro y la necesidad mutua aún no había despertado. Aquí ambos representaban todavía, en cierto modo, "el sueño profundo". Por esto, todavía no estaban totalmente separados el uno del otro en una independencia total como ser especial del principio masculino y del principio femenino. Por consiguiente, hoy todavía podemos ver el estado inacabado de la primera pareja sexual en las especies de plantas en las que hay "flores masculinas" y "flores femeninas" en la misma planta u organismo. Un organismo así no expresa ni un "ser masculino" independiente ni un "ser femenino independiente", del mismo modo que tampoco expresa un ser "bipolar". Expresa, al contrario, un organismo en el que hay tanto "seres masculinos" como "seres femeninos", es decir, varias almas, varios yo en el mismo organismo o en el mismo cuerpo físico. Que la creación divina de "Eva" aquí no está totalmente consumada es, naturalmente, obvio. El objetivo del plan divino es crear dos seres sexuales de sexo contrario. Y esta independencia sólo es perfecta cuando cada ser se presenta con su propio cuerpo independiente y especial para su correspondiente naturaleza sexual particular y especial. Y es en esta estructura acabada que volvemos a encontrar a "Adán" y a "Eva", o a los seres vivos, en el reino animal como "seres especialmente masculinos" y "seres especialmente femeninos". En virtud de su naturaleza especial como "parejas matrimoniales" las dos especies de seres se convierten la una para la otra en el rayo divino del cielo, que iluminará al hijo de Dios en su camino a través de las regiones frías y húmedas de la oscuridad y los sufrimientos.


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