Lee y busca en El Tercer Testamento
   Apdo.:  
(1053-1590) 
 
Búsqueda avanzada
   

 

La causa general de los matrimonios desdichados  1204. No, el matrimonio está muy lejos de ser una excepción. Al contrario, se nota incluso en gran manera que va disminuyendo cada vez más llegando a ser una repetición del pasado. De este modo, vemos hombres y mujeres que desde su más tierna edad, desde la infancia hasta la veintena están extraordinariamente dispuestos para el matrimonio, se enamoran perdidamente y no pueden comprender que haya algo que pueda estar a la misma altura o tener una atracción mayor que la vida marital con la persona amada. No comprenden de ninguna manera que este sentimiento o relación con la persona amada no es perpetua, de hecho, que no va más allá de la misma "muerte". Se prometen mutuamente "fidelidad eterna" con cuerpo y alma, con toda la fuerza y la intensidad de su juventud, para luego, tras algunos años de vida común, sentirse totalmente desdichados en la vida anteriormente tan deseada e imprescindible. Este fenómeno, igual que muchos otros, se debe a veces al hecho de que la joven pareja en el transcurso de su vida común ha llegado a la edad madura (aproximadamente al final de la veintena) en la que su verdadero estándar evolutivo alcanzado en la última vida comienza a hacerse valer en la esfera de interés de su vida actual. Como esto sólo puede ser debido a nuevos estados mentales no vividos y al fuerte deseo no satisfecho surgido de ellos, el hambre de satisfacer estos deseos desplaza rápidamente los intereses que hay en la mentalidad, y que ya se han vivido hasta sus últimas consecuencias o de los que se está saciado, que sólo pueden encontrarse como repeticiones. Todo lo ya vivido no puede, naturalmente, exigir la misma atención que lo no vivido o no satisfecho. Y las repeticiones de vidas pasadas, que son intereses inicialmente satisfechos, tienen, por consiguiente, que desaparecer con la entrada del estándar originario en la conciencia del ser. Si el interés por el matrimonio ha sido vivido en mayor o menor grado hasta sus últimas consecuencias a lo largo de vidas precedentes y, por lo tanto, en la vida presente sólo es una repetición, tiene así mismo, de modo correspondiente, que desaparecer cuando el ser encuentra su verdadera altura intelectual. Y entonces tenemos la situación que se hacía valer en la joven pareja citada. Que esta nueva esfera de interés que así surge en la conciencia del ser, al mismo tiempo que otras esferas de interés (las ya vividas) desaparecen repentinamente, tiene que llevarlo a entrar en colisión con promesas, conexiones y relaciones, que se basaban en la continuación de la existencia de los intereses que ahora están desapareciendo, es, por supuesto, natural. Y esta colisión es también la causa más común de los matrimonios desdichados. Cuando en la vida actual de un ser el interés por el matrimonio sólo es una repetición de un deseo que, en mayor o menor grado, ya se ha vivido en vidas anteriores hasta sus últimas consecuencias o del que uno ya se ha saciado, y que tiene que desaparecer tan pronto como el ser alcance su verdadero estadio intelectual, que implacablemente exige ser cultivado, el matrimonio sólo puede continuar como un fenómeno más o menos artificial, si las nuevas exigencias no imposibilitan totalmente una vida común.


Comentarios pueden mandarse al Martinus-Institut.
Información de errores y faltas y problemas técnicos puede mandarse a webmaster.