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"La luna de miel" de los matrimonios corrientes es una repetición de un estado pasado, que corresponde a las otras repeticiones de principios y tendencias de vidas precedentes, que tienen lugar en la mentalidad del ser  1203. Como es de aceptación general que este periodo feliz del matrimonio sólo dura días o unos pocos años, pero no sobrepasa ninguna década, comprobamos aquí que este periodo de luna de miel sólo es una repetición de un estado que originariamente ha sido de aceptación general en la historia evolutiva de "Adán" y Eva". Esta repetición corresponde exactamente a todas las otras repeticiones de estados o estratos de conciencia precedentes, que tienen lugar en los estadios de la infancia y juventud del ser vivo. Como ya hemos dicho en "Livets Bog", estos dos estadios no son otra cosa que repeticiones de estadios de las vías evolutivas pasadas de este ser. Así vemos niños atravesar periodos en que muestran tendencias que de una manera muy clara apuntan a estadios del hombre primitivo. ¿No sucede precisamente que los niños tienen un estadio o un periodo en que de un modo muy predominante quieren jugar a "policías y ladrones", ser "caciques", ser "indios"?, y así mismo en estos periodos no tienen nada en contra a encontrarse envueltos en peleas y conspiraciones, que consisten en apalear a alguien, en reírse de él o torturarlo, es más, incluso a veces sin ninguna razón real. Y no se puede también observar así mismo en ciertos niños y jóvenes un deseo de torturar, mutilar y matar animales o una tendencia en esta dirección sin que haya un motivo exterior o una circunstancia moderadora. De aquí la expresión "edad de las travesuras". ¿Y no es, acaso, un hecho que estas disposiciones a la crueldad pueden haber desaparecido totalmente en los mismos seres cuando han llegado a su madurez o edad adulta? ¿Y que incluso a veces son los primeros en reprender y castigar a sus propios hijos y a los hijos de otros por la misma crueldad? Esta tendencia sanguinaria no era, de este modo, la verdadera naturaleza y el verdadero carácter de estos seres. De ser así, esta naturaleza no habría desaparecido con la entrada de la edad madura, sino que seguiría imponiéndose, lo cual también sucede con algunos seres. Así pues, vemos a hombres manifestando una mayor o menor crueldad o actitud brutal hacia otros seres vivos toda su vida, incluso casi pueden lanzar maldiciones en su lecho de muerte. Mientras que hay seres que sólo están animados por la brutalidad y la crueldad durante un periodo o estadio muy corto en sus años de infancia o juventud, hay, de este modo, otros seres que en esta vida no se alejan de la naturaleza de esta brutalidad. La explicación de esto es, precisamente, que los primeros seres en una vida anterior ya han dominado la naturaleza de la brutalidad y, por consiguiente, sólo la reviven en su vida presente como repetición en algún lugar que se encuentra en su paso desde el estado fetal al inicio de su edad madura (alrededor de los treinta años), donde alcanzan el estándar evolutivo al que habían llegado en la citada vida anterior. Los últimos seres, cuyas tendencias brutales los acompañan toda la vida, no han dominado el estadio de la brutalidad en la espiral actual y, por lo tanto, tienen que continuar con esta naturaleza en la vida presente y en vidas sucesivas hasta que la hayan dominado. Esta repetición de tendencias o estados precedentes también se deja sentir en la creación misma del feto. Aquí lo vemos, desde su incipiente comienzo en el seno de la madre, recorrer o atravesar a lo largo de su formación diversos principios y tendencias de origen animal. ¿Y por qué tendría que ser el matrimonio una excepción?


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