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(1053-1590) 
 
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La expulsión del paraíso fue una fase necesaria del plan creador divino  1196. Pero una experimentación de la vida que sólo es "bienaventurada" o paradisíaca, debido a que el ser no tiene sentidos con los que pueda percibir vagamente el contrario al cumplimiento de las leyes de la vida, no es una experimentación perfecta. Este ser es absolutamente "durmiente" en el mismo grado en que faltan estos sentidos. Esta experimentación de la vida en que "Adán" se encontraba era una forma mínima de conciencia y, por consiguiente, una bienaventuranza sin detalles. Pero una sensación así de la vida, una bienaventuranza así sin detalles no puede estar a la altura de una bienaventuranza que se basa en sentidos que suman para el individuo todos los detalles de los contrastes para el cumplimiento de las leyes de la vida. Esta suma de detalles en la conciencia o mentalidad del individuo es, precisamente, lo mismo que "alto intelectualismo". Y está claro que una bienaventuranza que se basa en alto intelectualismo es una experiencia de la vida más perfecta y, por consiguiente, más grande que una bienaventuranza que sólo se basa en "sueño" o en una falta más o menos prominente de conciencia y una función automática. Y la Divinidad no dejó que "Adán" surgiera en la zona física para que allí tuviera que continuar como un ser "no consciente" exclusivamente sostenido por una función automática. El plan divino tenía como fin que "Adán" tenía que convertirse en un "hombre a imagen de Dios". Y "la imagen de Dios", es decir, la más alta forma de experimentación de la vida no puede, de este modo, ser "falta de conciencia" o "sueño", sino que tiene que ser la vida despierta consciente. Tiene que ser el conocimiento de la solidaridad con toda la otra vida del universo y de la existencia. Tiene que ser un cumplimiento de las leyes de la vida y del consiguiente amor que surge de ellas, no sólo como función automática, sino también debido a conocimiento con conciencia diurna despierta y a una voluntad dirigida por dicho conocimiento. Y era esto lo que a "Adán" (el ser-planta) le faltaba totalmente. Este ser vivía, ciertamente, en "el paraíso", en la luz, y cumplía las leyes de la vida, pero no lo hacía en virtud de su voluntad, sino exclusivamente en virtud de que sencillamente no conocía otra cosa y no podía hacer otra cosa. Por qué hacía esto era el gran "misterio" del que no existía ninguna solución dentro de la forma de vida y del "paraíso" en que dicho ser, o "Adán", temporalmente representaba. Y tendría que transcurrir muchísimo tiempo, millones y millones de años, antes de que este "Adán" por propia experiencia encontrara esta solución a la perfección. Y "la expulsión" de este "paraíso" se convirtió, de este modo, en un eslabón necesario del plan divino con la creación del "hombre".


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