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"Adán" como un ser que no podía "pecar" y no sabía por qué no podía "pecar"  1191. En "Adán" o "el hombre" en el estadio de planta encontramos dicho estado de luz, aunque en una forma de degeneración muy avanzada. Que está degenerado se revela por medio del hecho de que es cierto que el ser en cuestión poseía en dicho estadio el estado de luz cósmica, pero, como ya hemos dicho, sólo en forma de función automática. Ya no lo poseía bajo ninguna forma de conciencia diurna. La sabiduría o conocimiento sumo sobre la vida misma hacía tiempo que esencialmente había pasado a su subconciencia como núcleos de talentos, facultades y disposiciones. Y los recuerdos del estado oscuro de una espiral anterior hacía tiempo que, así mismo, habían culminado esencialmente en su vivencia en forma de copias de oro y, de este modo, habían pasado a la subconciencia, y aquí se habían transformado mostrando una atracción totalmente predominante hacia el contraste al estado de luz, que ahora había vivido hasta la saciedad o asco. En la mentalidad del ser vivo en éste, su primer estadio mental terreno, lo único que quedaba de esta existencia tan radiante de luz de tiempos pasados era que el ser no podía "pecar". Pero no sabía por qué no podía pecar y no tenía la menor idea de que hubiera una existencia así. Tenía simplemente en sí una inclinación muy fuerte hacia el contraste a la existencia de la que, como función automática, estaba lleno al cien por cien. Su verdadero conocimiento despierto estaba en su despliegue mínimo o estado mental que la redención del mundo en la tradición transmitida ha expresado como "sueño profundo".


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