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"La palabras de Dios" y de "la serpiente" en "el Paraíso Terrenal"  1175. "Adán" y "Eva", que todavía se mostraban libres del principio mortífero o de los métodos de vida del drástico principio animal, se vieron, de este modo, confrontados en "el Paraíso Terrenal" con su "instinto" innato de una espiral anterior, es decir, con los restos de su conciencia cósmica en aquella espiral que habían heredados, o sea, una facultad de manifestar de manera no consciente el cumplimiento de la ley de la existencia vigente para su estadio. Esta facultad de vivir en contacto con la vida, sin dolor y sufrimiento, que residía en ellos como conciencia habitual, era para ellos "la palabra de Dios". Las formas de vida animales que se encontraban delante de ellos en la espiral, que eran estimuladas por el principio mortífero, eran, así pues, la serpiente o el modelo de su futura evolución. El concepto "serpiente" oculta el primer incipiente principio de la redención del mundo. "La serpiente" venció a "Adán" y "Eva". Y "la serpiente" tenía que vencer. El principio "serpiente" personificado en un ser con apariencia física terrena fue, como ya hemos dicho en el apartado 975, el primer "redentor del mundo" de la humanidad terrena. "La serpiente" fue así, en realidad, una expresión de la mano orientadora y dirigente de Dios, fue un instrumento para la incipiente transformación del ser a fin de llegar un día a constituir "la imagen de Dios", lo cual quiere decir un ser no sólo conocedor de la diferencia entre "bien" y "mal", sino que al mismo tiempo podría ser enteramente un señor absolutamente soberano sobre estas fuerzas y no un siervo oprimido por ellas, ingenuo e ignorante ante ellas como todavía sucede ahora en gran medida con el hombre terreno.


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