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Las revelaciones divinas sólo se ocupan del paso del ser por la zona oscura de la espiral. En la zona luminosa de la espiral los seres se han convertido en "el camino, la verdad y la vida" y ya no necesitan la orientación de otros seres  1168. Y con esta existencia en la luz terminan las revelaciones divinas su relato. Expresar o anunciar lo que luego sucede en esta existencia de luz se encuentra totalmente fuera de los límites de estas revelaciones. El principio que rige la redención del mundo sólo ha tenido, así pues, por medio de dichas revelaciones la misión de "orientar" a los seres desde "la luz", a través de la oscuridad, y de nuevo a "la luz". Estas revelaciones comienzan con la existencia de "Adán" y "Eva" en "la luz" y terminan con su regreso a "la luz" o Divinidad, en otras palabras, sólo expresan la parte de la vida del ser vivo que constituye el paso por "la zona oscura" del ciclo de espiral o sólo se ocupan de ella. Estas palabras y frases divinas no tienen como objetivo ser una verdadera "orientación" para su paso a través de "la zona de luz" de este mismo ciclo. Pero aquí una "orientación" de este tipo también es, claro está, totalmente superflua, dado que "la creación de Adán" hace tiempo que ha terminado. "Adán" se ha convertido aquí en "el hombre a imagen y semejanza de Dios" y, con ello, en "uno con el Padre".


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