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Por qué los más altos resultados de la vida solamente están interpretados en la Biblia y en otros libros sagrados en forma de imágenes o parábolas y no como razonamientos o análisis científicos  1160. Como el objetivo de la Biblia no es darle detallados análisis científicos del proceso creador al altamente intelectual, este ser sólo puede, claro está, recibir ayuda en virtud del "Intercesor, el Espíritu Santo", y como, al contrario, sólo dar los puntos principales o análisis más importantes del proceso creador y del misterio de la vida en forma de símbolos o parábolas, es decir, en una forma que compara estos análisis o puntos más fundamentales con algo que el ser con escaso intelectualismo conoce, muestra, de este modo, que los más altos resultados de la vida sólo están interpretados en la Biblia con imágenes o palabras que, por lo demás, sólo se refieren a cosas que forman parte de la zona del horizonte diario del ser no intelectual. Así, el tiempo conjunto de la creación es de "seis días" en vez de "las seis grandes épocas evolutivas" que representa en un sentido absoluto. El ser no intelectual, que sólo puede comprender a la Divinidad con sus propias medidas y, por lo tanto, sólo puede comprender "la creación" como un "milagro", no podría de ninguna manera comprender que "la creación" del "hombre" o, en resumidas cuentas, "la creación" de algo por una divinidad tuviera que tomar enormes cantidades de tiempo. Que a la Divinidad, a la Providencia o a la naturaleza le tomó millones y millones de años crear, por ejemplo, "la luz", es decir, la existencia solar o de fuego por la que todo planeta tiene que pasar al aparecer en la zona física es, así pues, incomprensible para este ser. Explicarle que la formación del estado de la Tierra como "tierra" y "mar" así mismo tomó millones de años, igual que la formación del mundo vegetal, animal e incluso el propio reino humano, que también son fenómenos de millones de años, no le daría a este ser ningún concepto especialmente confortante o estimulante sobre una Divinidad "todopoderosa". Una Divinidad que no pudiera en un abrir y cerrar de ojos crear o directamente producir por encanto las cosas de "nada" en el acto, es decir, en un intervalo de tiempo comprensible para este ser no intelectual, no podría ser "todopoderosa". Para explicar por qué las cosas no se podían crear más rápidamente son necesarios detallados análisis científicos, y a un ser primitivo, no intelectual o simple le es imposible trabajar con análisis de este tipo o comprenderlos. El ser no intelectual está, al contrario, dispuesto de una manera puramente "instintiva" a creer en una Divinidad "todopoderosa" o una providencia, que todo lo domina, presentándose con una u otra figura, pero, naturalmente, con la imagen propia del ser simple y la facultad de hacer "milagros". Para el simple las cosas tienen que obedecer inmediatamente las palabras y pensamientos de la Divinidad. En caso contrario, el cerebro y la facultad de comprensión de este ser simple o primitivo no podría aceptar de ninguna manera a esta Divinidad.


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