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Cuando tras la voluntad hay demasiada "inteligencia" con respecto al "sentimiento"  1152. Esta circunstancia calamitosa también está, naturalmente, en vigor si la combinación de energías o de fuerzas tras la voluntad del ser muestra demasiada inteligencia con respecto al sentimiento. La creación o manifestación, que es el objeto del deseo, se iniciará y será llevada a cabo por la voluntad de la manera más refinada e inteligente posible. En virtud de su inteligencia relativamente superior, el ser tiene, hasta cierto grado, la facultad de prevenir los posibles obstáculos o molestias que puedan surgir con la creación de la manifestación que satisfaga su deseo y, de este modo, puede en el mismo grado evitarlos. Puede disfrazar su intención ante los seres que, de lo contrario, serían sus adversarios y crearían obstáculos para la satisfacción de sus deseos. Ante tales seres puede mentir y engañar haciendo ver que su intención es muy distinta a la que en realidad es. Puede llevar a estos adversarios a una trampa y eventualmente deshacerse de ellos y así, de un modo oscuro y falto de amor, quitar todos los posibles obstáculos y, con ello, satisfacer su deseo o anhelo.
      Pero una manifestación o creación que está disfrazada y, de este modo, es una mentira, es un engaño para el entorno y representa, por consiguiente, un contacto falso con este entorno. Pero un contacto falso es, claro está, lo mismo que una desarmonía, es una discordancia en la armonía o "el cumplimiento de la ley", que la naturaleza en sí representa por todas partes. Es una "herida", una "lesión" o una "parte enferma" del gran organismo de la vida, que el entorno de un ser en su conjunto siempre representa o constituye de una manera inalterable. Y como "el cumplimiento" de las leyes de la vida es inevitablemente que un organismo con todas sus fuerzas trabaje en contra de la enfermedad, las heridas y lesiones en su ámbito y así cree curación, también es, por consiguiente, un hecho que este organismo o naturaleza también va a "curar" la desarmonía, las heridas y lesiones que un individuo crea en forma de su actuación o voluntad disfrazada o falsa y hostil hacia las leyes de la vida. Así pues, desplegar esta forma de actividad inteligente para satisfacer sus deseos convierte, por lo tanto, al ser en un contraste a la estructura orgánica de la naturaleza o al sentido de la vida misma, cuyo objetivo absoluto es únicamente "la sensación de placer" perfecta que ya conocemos como "amor" absoluto "al prójimo" o "amor universal". Pero ir contra la propia creación de la naturaleza de "sensación de placer" para uno mismo tiene, naturalmente, que dar lugar al hecho de que ésta sea, de modo correspondiente, menor. Este debilitamiento o disminución del propio desencadenamiento de la verdadera "sensación de placer" para el individuo por la vida es lo que éste percibe a través de sus sentidos como sufrimientos o un destino desdichado.


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