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(1053-1590) 
 
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La diferencia entre "la sexualidad ordinaria" y "la nueva sexualidad" o "fuego supremo"  1140. Como no hay ningún "sexo contrario", para cuya posesión se pueda competir, no hay ninguna rivalidad y, por consiguiente, ningún "rival". Quizá se objete que, sin embargo, se puede rivalizar sobre algo o sobre el individuo concreto que uno desea de manera especial tener solamente para sí. Pero aquí la respuesta tiene que ser que, ciertamente, en la zona inicial de la nueva sexualidad, debido a que el estado de los polos del ser aquí todavía aparece muy desequilibrado, tienen lugar "enamoramiento" y "celos", dado que aquí el ser tiene que revivir o repetir los estadios todavía no acabados y primitivos del polo contrario, lo cual quiere decir que el hombre tiene que revivir los rasgos distintivos primitivos de la mujer, y la mujer la naturaleza inacabada del hombre antes de que la nueva sexualidad pueda llegar a su estadio puro u originario. Pero donde se haya vencido la naturaleza baja del polo contrario "el enamoramiento", la envidia o los celos serán totalmente imposibles, porque el asunto es que la nueva forma de sexualidad que busca desencadenamiento de caricias prescindiendo de los órganos sexuales se aparta de la sexualidad ordinaria por el hecho de que en su forma más perfecta no crea sensación de placer por medio de "la sensación de posesión", sino al contrario por medio de una sensación que podemos denominar "sensación de renuncia". Mientras "la sexualidad ordinaria" crea exclusivamente sentimiento de placer en relación con el deseo de poseer el amor correspondido de otro determinado ser especial, y sólo origina placer por medio de la satisfacción de este deseo, "la nueva sexualidad", donde se encuentra en su forma más pura o es un producto del equilibrio de los dos polos en el ser, sólo origina sentimiento de placer, no en relación con el deseo de poseer el amor correspondido de otro ser, sino exclusivamente en relación con darse a sí mismo. Este gozo llena, de este modo, todo el deseo del individuo. Es fácil de comprender que cuando esta sexualidad o este deseo se convierte en algo general o llena a cada individuo, "el deseo de poseer" se ha convertido en superfluo y, por consiguiente, tiene que degenerar y morir, tiene que convertirse en algo imposible en "el reino humano perfecto". Aquí "es mejor dar que tomar", se convierte en igual de general que "mejor tomar que dar" lo es en la sociedad del hombre terreno.


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