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Por qué sólo son los seres del "mundo divino", y no el hombre terreno, los que anhelan "descanso" en "el reino de la bienaventuranza"  1117. Este anhelo no es conocido de modo especial por el hombre terreno, dado que a veces está sometido a molestias tan grandes en su vida cotidiana, lucha contra sufrimientos tan penosos que un "cansancio" simplemente normal es, por decirlo de algún modo, una gran "bendición" junto a los sufrimientos y dificultades a que sus sentidos están en muy alto grado expuestos. "El cansancio" sólo es, así pues, un fenómeno totalmente microscópico junto a los duros fenómenos que muestra la vida cotidiana del ser. De hecho, no sólo las experiencias de sufrimiento son duros fenómenos materiales, lo mismo está en gran medida en vigor para "los goces" en la zona actual del hombre terreno. Estos goces son a veces de una naturaleza material tan robusta que un fenómeno de la conciencia tan sutil y delicado, como el que un cansancio natural muestra, casi se ignora totalmente. Este "cansancio" sólo se considera una "molestia" especial para el "goce" cuando ha sido ignorado durante tan largo tiempo, que ha evolucionado convirtiéndose en un sufrimiento no natural* o en un daño para el organismo y, con ello, en catastrófico para la percepción en sí y, por consiguiente, para la experimentación de la vida. Pero entonces, por lo general, no suele conocerse como "cansancio". Se ha convertido en una "enfermedad", una "depresión nerviosa", una "perturbación psíquica", "enfermedad mental" o de otro modo en un factor que socava el bienestar anímico y físico que, en general, la experimentación de la vida está destinada a tener que mostrar. Aquí el anhelo del ser no aspira a algo tan insignificante como deshacerse del corriente "cansancio" natural que, junto a fenómenos tan difíciles como los nombrados, no se siente, claro está, como una "molestia". Las exigencias del ser sólo se concentran aquí ante todo en el anhelo de deshacerse de la "enfermedad" o las duras dificultades corporales y mentales surgidas.
      Esto se presenta de una manera muy distinta cuando el ser ha atravesado todos estos estados imperfectos y se encuentra en la parte más elevada y perfecta del "mundo exterior" en el que su "vida cotidiana" es una función automática tan disciplinada y perfecta del cumplimiento de todas las leyes del amor que está liberado de todas las formas de sufrimientos y dificultades no naturales, y en el que el absolutamente único fenómeno que todavía queda como un débil fulgor o reflejo de "la molestia" es un "cansancio" natural. En esta sutil existencia sobrenatural, que es la vida en "el mundo divino", "el cansancio" es, así pues, precisamente, la pequeña "molestia" que puede hacer que el individuo se imagine una alta forma de existencia parecida a aquella en que, precisamente, se encuentra, pero totalmente liberada de la pequeña "molestia" que "el cansancio" ocasiona, que, en realidad, quiere decir liberado de la causa del "cansancio: "trabajo" o "nueva creación", una idea que, de este modo, se convierte en el factor desencadenante o germen del "anhelo" de una existencia así.
 
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"*"no natural" es una corrección, "natural" se ha corregido con "no natural".


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