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Cómo experimenta el hombre terreno "el reino de la bienaventuranza" en la zona física  1111. En la parte o sección de color naranja del símbolo n.º 9, que precisamente constituye el dominio del hombre terreno o del reino animal, se puede ver que la energía física más importante, "la energía del peso" (el fuego), que es la fuerza motriz en sí de todo movimiento y, por consiguiente, de toda vida física, culmina, mientras "la energía del recuerdo" o "de la bienaventuranza" culmina en la parte de color añil en la sección superior del símbolo y se presenta en el límite de su estadio latente en la zona del hombre terreno. Por lo tanto, como ya hemos dicho, el hombre terreno sólo puede experimentar en la zona física "el reino de la bienaventuranza" en su naturaleza más elevada en forma de un "recuerdo maduro", que surge repentinamente en "el recuerdo", de algún acontecimiento o experiencia de un estadio de su vida actual, particularmente de la infancia, superado hace mucho tiempo. Si este "recuerdo" que surge da lugar en la conciencia a un regocijo o alegría rebosante, que envuelve el acontecimiento en una luz tan brillante que el ser no quiere dejarse arrancar de este recuerdo, sino que una vez tras otra vuelve a él para detenerse a gozar de los recuerdos, entonces se trata de una "experiencia de bienaventuranza" auténtica. Entonces la conciencia absorbe por medio del "cuerpo del recuerdo" una inspiración, alegría y goce que no tiene ninguna naturaleza física "exterior" actual ni ninguna percepción física "exterior", aunque esta percepción puede, ciertamente, ser el factor desencadenante de la experiencia. Entonces el ser experimenta una visión espiritual glorificada de un fenómeno que una vez fue real experiencia física. Es un acontecimiento "terreno" visto desde un punto de observación "sobrenatural" o "celestial". Y de este modo iremos poco a poco viendo todas nuestras experiencias primitivas o materiales con "ojos celestiales".


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