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La evolución o el paso del "pensamiento" o "experiencia" por el ciclo está, al igual que el paso del ser vivo por el mismo ciclo, sujeto a "interrupciones", "reencarnación" o "renacimiento". El concepto "muerte" es para la mayoría un "pensamiento" todavía en "el estadio nebuloso" o "de percepción vaga"  1103. Y es posible que la cosa mencionada esté tan alejada mentalmente que el ser en su vida actual no pueda acercarse a ella hasta el punto de que sea lo suficientemente clara para poder ser distinguida clara o perfectamente. Pero aunque no se pueda distinguir claramente, se ha convertido, como ya hemos dicho, en "percepción vaga". Pero la sensación o impresión de una "percepción vaga" es, claro está, lo mismo que un "pensamiento" futuro. "Percepción vaga" es lo mismo que "el pensamiento" en su primera formación o primer diseño. "La percepción vaga" es "el pensamiento" en "estado nebuloso". Pero como ya hemos dicho, puede suceder que la cosa mencionada, que reaccionó ante la facultad de percepción como "percepción vaga", esté a una distancia mental tan grande, esté tan lejana que el individuo no pueda en absoluto acercarse a ella en línea recta. Hay un montón de otras cosas mentales que tiene que pasar primero. Estas cosas pueden a veces mostrarse tan dominantes y ocupando toda la concentración del pensamiento o facultad de experimentar del ser que, en tales periodos, no percibe en absoluto la cosa mencionada. Está totalmente fuera de su conciencia diurna despierta, para surgir de nuevo cuando haya la ocasión, cuando el individuo haya llegado a la parte posterior de los fenómenos que transitoriamente la ocultaban o cubrían, de modo que no era visible. El principio que rige la experimentación es, así pues, el mismo que rige lo físico. Aquí también se pueden vislumbrar desde un punto culminante fenómenos del borde o perímetro último de la periferia. Pero para llegar a ellos, de modo que se puedan distinguir clara o concretamente, hay que pasar por profundas cañadas, donde los fenómenos están fuera de la vista física, hasta que de nuevo se llega a lugares lo suficientemente altos. Cada vez que los fenómenos han estado fuera de la vista, uno se ha acercado más a ellos, es decir se han hecho más claros. Cada vez que se sube a un nuevo punto culminante, que se halla más cerca de estos fenómenos, la visión de conjunto se hace más nítida y cada vez más detallada, de modo que finalmente está en contacto de una manera totalmente concreta o absoluta con la cosa en sí. Se ha recorrido la distancia que impedía la percepción completa de las cosas. Y las cosas ya no son "percepciones vagas", sino que aparecen ante nosotros en toda su totalidad, se han convertido en conocimiento o "hecho" concreto. Nos encontremos en la zona física o mental, está, de este modo, en vigor que el paso de las cosas a través de nuestra percepción, desde que comienzan como débiles y nebulosas "percepciones vagas" en el borde extremo del horizonte, hasta que se convierten en "hecho" o "conocimiento" absoluto, son interrumpidas varias veces. Esta interrupción se debe a que nuestra facultad de percepción ha estado concentrada en otras cosas. Otras vivencias han sido más apremiantes y nos han obligado a ocuparnos de ellas antes de llegar a los detalles de "la zona de percepción vaga". De este modo, hemos tenido necesariamente que pasar "las cañadas" y así transitoriamente perder de vista los lejanos objetivos para, en resumidas cuentas, acercarnos a ellos y así verlos de cerca, de modo que podamos llegar al conocimiento justo de su análisis verdadero o absoluto. Pero en "las cañadas" también había detalles ante los que nuestros sentidos reaccionaron, creando así "experiencias" en nuestra conciencia mientras íbamos de camino a la experiencia final o perfecta para nuestra percepción de dichos objetivos lejanos.
      Profundas experiencias físicas y espirituales tienen, de este modo, que interrumpirse varias veces antes de llegar a ser totalmente perfectas, es decir, desde que sólo son "vagas percepciones" nebulosas hasta que se convierten en "conocimiento" estable, concreto o absoluto. Pero de este modo, con la evolución de "la experiencia" o del "pensamiento" sucede lo mismo que con la evolución del propio "ser vivo". Este ser también tiene que experimentar una serie de "interrupciones" en su camino desde ser un "ser de percepción vaga" (ser planta) hasta que es un ser altamente intelectual y perfecto perteneciendo al "mundo divino". A estas "interrupciones", que llevan la vía evolutiva del ser a mostrarse con naturalezas cambiantes, las llamamos "reencarnación" o "renacimiento".
      Aquí vemos que el ser en su camino hacia la perfección tiene que atravesar muchos estadios diferentes y estar totalmente ocupado por ellos, aunque, sin embargo, con cada estadio que ha pasado se ha acercado más al lejano objetivo de la evolución, de modo que lo ve más claramente, puede localizarlo cada vez mejor para finalmente estar completamente junto al objetivo, convirtiéndose éste en "conocimiento" concreto o "hecho" absoluto o "realidad". A cada una de estas "interrupciones" en esta gran vía evolutiva la expresa el hombre terreno con el ilusorio concepto "la muerte". Como vamos a ver aquí, en nuestro análisis de la evolución del "pensamiento", el concepto "la muerte" todavía es un "pensamiento" primitivo muy poco evolucionado. Este concepto todavía es un "pensamiento" en el estadio nebuloso de su camino por el ciclo. Sólo es una "percepción vaga" sin detalles concretos o reales. El análisis de "la muerte" todavía no se ha convertido para la mayoría en un "hecho" consciente con conciencia diurna. Algunos seres opinan que es la total exterminación o aniquilación del "ser vivo" en cuestión, mientras otros creen que es la entrada a un "paraíso eterno" o un "infierno eterno", mientras otros, a su vez, comienzan a "percibir vagamente" lo que es verdaderamente, a saber:una interrupción transitoria de la existencia física del ser. Por los análisis de "Livets Bog" sabemos que "la muerte", como hemos dicho, sólo es una interrupción transitoria de la vida física a favor del paso del ser por una existencia espiritual, y que éste, por cada vida física, interrumpida de este modo, que experimenta, se va acercando cada vez más a un "conocimiento" o estado de conciencia más elevado y perfecto.
      Pero un estado de conciencia más perfecto, ¿es acaso otra cosa que precisamente "conocimiento" o "realidad" concretos producidos por "los pensamientos nebulosos" o "las percepciones vagas"? ¿No es la percepción precisamente un constante moverse hacia los detalles de la periferia, de modo que éstos entren en la zona del centro de la propia perspectiva y allí se conviertan en totalmente reales o en verdaderos hechos, que dominan como fundamento de una voluntad absolutamente perfecta? Pero, del mismo modo que la evolución o paso del "ser vivo" por el ciclo de la espiral es una transformación de "la conciencia de percepción vaga" (conciencia vegetal) en el "hombre" auténtica o absolutamente perfecto, o en un ser todavía más perfecto que habita en la más alta esfera o "mundo divino", donde impera el más alto conocimiento cósmico, así sucede también con la evolución del pensamiento en nuestra propia zona de percepción. Ésta tiene lugar, como ya hemos dicho, con interrupciones transitorias, atraviesa "la muerte" en su camino por el ciclo o en su camino desde la "percepción vaga" al "hecho". Está, según su principio, totalmente subordinada a la reencarnación o al renacimiento exactamente igual que "el ser vivo". Y con una aclaración más profunda de este análisis, el investigador evolucionado llega aquí a una experimentación altamente divina del territorio de su propia conciencia y de su propia identidad.


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