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| La percepción o experiencia es un eterno despliegue de "causa" y "efecto" | 1100. Antes de continuar con el paso y evolución de "los pensamientos" a través del ciclo, es necesario que nos detengamos un poco en el principio en sí que rige la percepción. Para poder "percibir" hay que ser un "ser vivo". Algo que no puede "percibir" no puede ser un "ser vivo". Dicho ser está, precisamente, vivo en virtud de su facultad de poder "percibir". Como "percepción" es, a su vez, la experimentación de "causa y efecto", dicha percepción es una función eterna, ya que no puede surgir ningún efecto sin una "causa" precedente, y ninguna "causa" así puede existir sin ser idéntica a "los resultados" de una causa existente, a su vez, antes de estos "efectos", y así sucesivamente. Si hubiera habido un momento en que no existía ningún "efecto", sería, claro está, imposible que pudiera crearse alguna "causa", y sin "causa" sería, evidentemente, imposible que se crearan nuevos efectos. Existiría un silencio absoluto o una quietud total. Pero un silencio absoluto o una quietud total es lo mismo que un "punto muerto", una "muerte" absoluta o un "nada", del cual es imposible que salga "algo". "Inmovilidad" o "quietud" total no puede producir "movimiento", y sin "movimiento" ninguna creación, ninguna manifestación, ninguna percepción o experimentación y, por consiguiente, ningún "pensamiento", conciencia o vida. La experimentación de la vida o "percepción" de "los seres vivos" es, de este modo, una función que existe eternamente, un desencadenamiento eternamente cambiante de "causa y efecto". Y este desencadenamiento es, por lo tanto, idéntico al ciclo de las sustancias cuyos estadios se conocen aquí, en "Livets Bog", como los seis estadios del "ciclo de espiral", que, a su vez, son las seis fases distintas de la vida de la conciencia o experimentación. |
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Síntesis