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Los análisis "temporales" como realidad  1077. Pero igual de ilusorio que es el análisis "temporal" ante "la eternidad", igual de realidad absolutamente inalterable o verdadera es este análisis dentro del momento de la experimentación o "ahora", es decir, dentro de la existencia temporal del ser. Aquí ésta es un punto en la escala de "movimiento" o "variabilidad" que no puede saltarse ni borrarse. Como esta escala de "variabilidad" es en último término lo mismo que "el tiempo", "el tiempo" será, de este modo, la distancia del "movimiento" o de "la manifestación". Y en el recorrido de las distancias no se puede, claro está, saltar nada. No se pueden recorrer 10 kilómetros recorriendo simplemente ocho o nueve, del mismo modo que no se pueden cumplir veinte años cumpliendo simplemente diecinueve. Cada simple kilómetro o cada simple año tiene que pasar "el ahora" del ser para que la distancia, de la que cada uno es una parte, pueda en resumidas cuentas convertirse en experimentación y vida, y así desencadenarse. Lo que no pasa "el ahora" no puede experimentarse. Y lo que no puede experimentarse está fuera de la vida. Y lo que está fuera de la vida no puede constituir su análisis.
      Todos los análisis normales, "temporales" son, así pues, realidad auténtica dentro del "ahora" o momento de experimentación, tras lo cual, como ya hemos mencionado, se convierten en "pasado imaginario", desencadenando un "futuro imaginario", y crean así el nexo del "tiempo" con "la eternidad" o de "la experimentación" con el yo, que condiciona su aparición como "ser vivo". Lo que rige para el investigador es, por consiguiente, que recuerde que los análisis temporales son una realidad absoluta dentro de la "existencia temporal", "el tiempo" o "el ahora" que, a su vez, constituye "la conciencia diurna" del ser. Pero fuera de la existencia temporal carecen totalmente de valor, del mismo modo que, claro está, "el ser vivo" tampoco es una realidad fuera de "lo temporal". Allí existe sólo como "X", que quiere decir que constituye "algo que es". Pero una cosa no es un "ser vivo" simplemente porque constituya "algo que es". "El ser vivo" sólo existe, por lo tanto, como "vivo" en virtud de que su identidad es una unidad inseparable formada por "el tiempo" y "la eternidad". Ambos fenómenos son, así pues, igual de reales.


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