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Los análisis "temporales" como ilusión  1076. Tras esta orientación que aquí hemos dado sobre el "ser vivo", ya no le es difícil al investigador evolucionado comprender cómo tienen que usarse los análisis cósmicos para que este uso pueda estar en contacto con las leyes de la vida. Ahora sabemos que "el ser vivo" irrefutablemente es una unidad formada por "el tiempo" y "la eternidad" que, a su vez, es lo mismo que lo "variable" y "lo invariable" respectivamente, fenómenos que, claro está, también conocemos como constituyendo el organismo (experimentación de la vida, conciencia) y el yo respectivamente. Con el concepto "el ser vivo" no podemos, por consiguiente, expresar ni el yo ni "el organismo", ni "el tiempo" ni "la eternidad", ni "lo invariable" ni "lo variable", sino sólo y exclusivamente la unidad que la inseparabilidad de estos dos fenómenos forma. Como esta unidad únicamente es accesible a la percepción en virtud de "lo variable", nada de lo que percibimos directamente del "ser vivo" será "eterno", sino sólo "temporal". De hecho, también está en transformación mientras lo observamos. Esto no significa siempre, naturalmente, que la transformación tenga lugar tan rápidamente que podamos verla, pero está inalterablemente presente en mayor o menor grado. Pero cuando una cosa, así pues, se transforma, revela "movimiento". Pero "movimiento", a su vez, en el momento de experimentarlo o "el ahora" sólo puede manifestarse en una dirección. No puede moverse en dirección contraria a sí mismo. No puede ir en dirección este y oeste o hacia arriba o abajo al mismo tiempo, del mismo modo que un ser no puede desarrollar obesidad y delgadez o aparecer mesurado y desenfrenado simultáneamente. Como "movimiento" (manifestación) sólo puede tener una dirección en "el ahora" o momento de la experimentación, esta dirección se convierte en el análisis del "ser vivo". Pero como el ser sigue constituyendo "lo variable" o está supeditado a la transformación, este análisis sólo puede ser válido en el momento mismo de la experimentación o "el ahora"; en el próximo "ahora" la transformación ya ha avanzado ulteriormente, y el análisis del ser se convierte en este "ahora" nuevo en algo distinto a lo que era en el primer "ahora", y así sucesivamente. Todos los análisis de este tipo sólo pueden, por lo tanto, expresarse como "temporales" o "transitorios". Como "el ser vivo" es un ser "eterno", un análisis "temporal" así no puede expresar de ninguna manera esta existencia eterna, ya que sólo es una expresión del "ser vivo" en "el ahora" o momento de la experimentación, en el cual ha sido percibido o experimentado. Si, por lo tanto, usamos este análisis como medida o expresión de la existencia eterna del ser incurrimos en un gran malentendido. Si, así pues, decimos de esta existencia eterna que, por ejemplo, es "hermosa", lo que es "hermoso" no será esta existencia eterna, sino la parte de dicha existencia que aparece en "el ahora" o momento de la experimentación. Este análisis no puede expresar otra cosa, dejando aparte que una "existencia eterna" no puede tener ningún análisis en absoluto, aparte del único análisis "algo que es". Poniendo de relieve "la existencia eterna" como "hermosa" hemos abandonado "el tiempo" y sólo nos atenemos a "la eternidad", que separada del "tiempo" no puede constituir por sí misma ningún "ser vivo" en absoluto. Pero "un ser vivo" que no existe no puede tener una existencia "hermosa" o de otro modo expresar alguna forma de análisis. Aquí, y únicamente aquí, el análisis temporal de ser "hermoso" se convierte en una ilusión. Lo mismo es, naturalmente, válido para todos los otros análisis "temporales", para los resultados de pesos y medidas usados para "lo eterno" del "ser vivo", que, como hemos dicho, sólo puede ser igual a "X" y no puede ser ningún "ser vivo".


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