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| "El ser vivo" sólo puede existir o bien como "amoroso" o como "careciendo de amor", como "primitivo" o como "intelectual", etc., en caso contrario no está "vivo" | 1074. Como "el ser vivo" sólo puede existir como una unidad integrada por "el tiempo" y "la eternidad", es imposible dar un análisis justo de esta unidad o del "ser vivo" si se ignora uno de estos dos fenómenos y, de este modo, sólo se reconoce a uno de los dos. Si, por consiguiente, decimos del "ser vivo" que no es amoroso ni sin amor, ignoramos totalmente con ello su identidad con "el tiempo" o "el ahora" y sólo acentuamos "la eternidad". Pero simplemente constituyendo "la eternidad", el ser no constituye ningún "ser vivo". Para poder constituir un "ser vivo" tiene también que constituir "el ahora". Pero "el ahora" no puede de ninguna manera constituir otra cosa que un contraste real. No puede al mismo tiempo ser una real manifestación práctica de lo contrario a este contraste. Debemos recordar que toda experimentación real o práctica tiene lugar en "el ahora". Y en el mismo "ahora" uno no puede abrir su boca y cerrarla. En el mismo "ahora" sólo es posible, como hemos dicho, un contraste. Es cierto que en "el ahora" puede haber presentes otros contrastes, pero no como experimentación real o práctica, sino, al contrario, sólo como contrastes "imaginarios" basados en recuerdos del "pasado" o en las consiguientes suposiciones "imaginarias" sobre "el futuro". Por consiguiente, "el ser vivo" no puede de una manera real, práctica aparecer en "el ahora" tanto como "amoroso" que como "sin amor". En el mismo "ahora" sólo puede ser lo uno o lo otro. Y como sin "ahora" no es ningún "ser vivo", no se puede decir de manera justa que "el ser vivo" sea "amoroso" y al mismo tiempo "carezca de amor". Su existencia como "ser vivo" está condicionada exclusivamente por el hecho de que, precisamente, sólo es una cosa de éstas en un momento determinado. Si pudiera ser ambas cosas o manifestar ambos contrastes en el mismo "ahora", no existiría, dado que uno de los contrastes tendría que suprimir al otro y aparecería como igual a "X" o simplemente como "algo que es", lo cual, a saber, es el análisis del yo. Pero el yo solo no puede constituir "el ser vivo". Este ser sólo existe en virtud de que, precisamente, los contrastes no pueden manifestarse simultáneamente, sino sólo alternativamente, lo cual está determinado por el ciclo o "X2" y "X3". El ser vivo sólo puede ser, por consiguiente, "amoroso" o "carecer de amor", "grande" o "pequeño", "hermoso" o "feo", "malo" o "bueno", etc., porque en caso contrario no está "vivo". La vida, es decir, la experimentación en sí, sólo es exclusivamente una cosa: poder reconocer los contrastes o los contrarios, lo cual sería imposible si apareciesen en el mismo momento de la experimentación (el ahora) de tal modo que se suprimieran mutuamente. Y sin experimentación de contrastes no habría ninguna vida, y sin vida sólo existiría "algo que es". De este "algo" se puede, en cambio, decir justamente que ni es "malo" ni "bueno", ni "hermoso" ni "feo", o que de otro modo no es nada aparte de su análisis "algo que es". Pero un análisis así no puede usarse para "el ser vivo", ya que, aunque de manera no consciente, así se le niega totalmente la facultad misma de experimentar y, con ello, su vida. Y un "algo" sin vida no puede estar "vivo". Por consiguiente, siempre tiene que estar sobreentendido que esta clase de comentarios sobre "el ser vivo" sólo pueden ser válidos para este "algo que es", es decir, el yo o "la eternidad" y no para su aparición como "ser vivo", como "el ahora" o "el tiempo". En esta última aparición es, claro está, idéntico a los contrastes cambiantes y, entonces, tiene que ser uno con este o aquel contraste que en el momento de la experimentación es el más predominante o real. Y este ser uno con dicho contraste tiene que ser el análisis absoluto de la experimentación de la vida hasta que sea desplazado por su contrario, que entonces debe convertirse en el análisis justo de la experimentación de la vida o del "ahora". |
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