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(1053-1590) 
 
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"El algo" que experimenta y "la experimentación de la vida" forman conjuntamente una unidad eterna e inseparable que, a su vez, es lo mismo que "el ser vivo", el ente o el yo  1064. Pero como esta experimentación directa de la vida se revela como creación lógica, que a su vez es lo mismo que movimiento dirigido por la voluntad, esta creación les revela, así pues, indirectamente a los sentidos un "algo" director de la voluntad existente tras la creación. Y, de este modo, hemos llegado aquí al "algo" que experimenta la vida. A este "algo" percibido indirectamente en relación con "la experimentación de la vida" lo denominamos "el ser vivo". Ambos fenómenos exigen inalterablemente la existencia del otro y nunca, en ninguna situación, serán liberados de la compañía del otro. Si pudieran deshacerse el uno del otro, una quietud total sería inevitablemente el factor reemplazante. Pero cuando una quietud total se hubiera convertido en un factor, ¿cómo entraría de nuevo en contacto con "la experimentación de la vida" "el algo" que antes "experimentaba"? "El algo que experimenta" y "la experimentación de la vida" están, así pues, eternamente entrelazados como una unidad inseparable. Y es en virtud de esta unidad inseparable que el panorama de la eternidad surge en el análisis o historia del ser vivo.
      El ser vivo se nos revela así como un "algo" que constituye "lo temporal", y, por consiguiente, está supeditado a las leyes de "lo temporal", y un "algo" que está por encima de "lo temporal" y, por lo tanto, existe fuera de sus leyes. Y aquí hemos llegado al "algo" del ser vivo que se experimenta a sí mismo en forma de un centro interior, que puede "pensarse" "fuera" y "dentro" de cada fenómeno creado, indiferentemente de lo sólido, líquido, gaseoso o en forma de rayos o espiritual que se manifieste, e indiferentemente de lo grande o pequeño, de lo cerrado o abierto que aparezca. Así pues, es por medio de la experimentación que se convierte en un hecho que la existencia e inmunidad de este centro ante el espacio y tiempo o análisis no es solamente teoría, sino que al contrario es directamente una irrefutable realidad práctica. Es a esta realidad a lo que denominamos "el ente" o "el yo" del ser vivo.


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