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(1053-1590) 
 
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Cómo podemos llegar a comprender nuestra existencia eterna. Por qué los análisis "temporales" no pueden ser una expresión absoluta de la existencia eterna del ser vivo  1058. Cuando, no obstante, podemos constatar que el ser vivo constituye un "algo eterno que es" y lo reconocemos en un análisis superior como igual a "X", lo cual quiere decir, por lo tanto, que ni está altamente desarrollado ni es primitivo, que ni es malo ni bueno, que ni es justo ni injusto, que ni es amoroso ni carece de amor, sino que en su más alta aparición está totalmente fuera de todos estos análisis, esto se debe exclusivamente a que este "algo" tiene un contraste inconmovible a su existencia eterna e imperceptible o "existencia-X", a saber, su existencia eterna sensorial, "temporal". Por medio de esta existencia perceptible "temporal", que constituye su esfera de experiencias reales, puede crear una existencia que sólo puede únicamente ser un contraste a su existencia "eterna". Que esta existencia "temporal" dentro de la esfera de experiencias no puede ser lo mismo que la existencia "eterna" es, naturalmente, obvio. Todo aquel, que por lo tanto conoce al ser vivo por medio de algún análisis "temporal" y, por ejemplo, dice que tiene 20 años, y considera este análisis como la absolutamente más alta expresión de la existencia de dicho ser, es en sumo grado víctima de una ilusión. La existencia eterna del ser no puede expresarse por medio de un número de años. La eternidad no tiene 20 años ni ninguna otra cantidad de años o de espacio limitado de tiempo, se trate de los años que se trate o por grande que sea el espacio de tiempo. 20 años sólo puede ser un concepto ilusorio de la eternidad y, por consiguiente de la existencia eterna del ser vivo. Lo mismo es válido, naturalmente, con respecto a todos los otros análisis "temporales". Si pretendemos que el ser vivo es un ser falto de amor o que es un ser amoroso, si decimos que es justo o injusto o de otra manera presentamos a dicho ser por medio de tales análisis "temporales" y alegamos que son expresión de la absolutamente más alta aparición del ser en cuestión, somos naturalmente, así mismo, víctimas de una ilusión. "Algo", que es eterno, no puede ser justo ni injusto, no puede ser amoroso ni carecer de amor, ni puede constituir ninguna otra forma de fenómeno "temporal", dado que estos fenómenos "temporales" no son "eternos", sino que, según el ciclo de espiral, sólo pueden aparecer en un individuo como ritmos cambiantes, del mismo modo que el hambre y la saciedad. El ser eterno tiene por consiguiente, como ya hemos indicado, que ser tanto amoroso como no amoroso, tanto injusto como justo, etc., con lo cual los dos contrastes se anulan mutuamente y así condicionan que la aparición "eterna" del ser no pueda, precisamente, ser otra cosa que igual a "X", tal como hemos mostrado en "los análisis-X" de "Livets Bog".


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